
En cualquier esquina de barrio usted puede preguntar: ¿Sabe alguien dónde venden café? y como lo más normal del mundo le responden: “Mire, en aquel edificio… o en aquella casa pintada de… o la que está frente al parquecito”. Siempre hay una señal identificativa. Y cuando usted llega al lugar señalado se da cuenta que algunas de las personas que caminaban delante se dirigían al mismo sitio e incluso, temerosa de ser timada, indaga por la calidad o procedencia recibe en muy buena forma explicaciones con frases cuasi convincentes:
“No es de la shopping, pero tiene calidad”. Entonces quienes buscan el néctar de ese grano que permite disfrutar de esa bebida tan ligada a las raíces de los cubanos en lo cultural y tradicional, hace que uno cierre los ojos, compre, vuelva en un círculo de sacrificios que implica el pago de un precio multiplicado a “nivel Dios”, para satisfacer hábitos condicionados desde la familia.
Y a mí -que me gusta correr riesgos-; aunque de no gustarme (en este caso del café) perdería dinero, tengo que admitir que he repetido la compra. Pero lo que nadie responde es de dónde sale un café que se vende sin etiquetas, en sobres de papel o nailon, sin ninguna información grabada, siquiera para saber cuántas onzas pesa. Pero ya este café (sin marca registrada) se puede comprar en los quioscos que están legalmente instalados en los barrios y nadie –insisto- sabe de dónde salió el proveedor que suministra. Tal vez me equivoque pero me atrevo a afirmar que la bebida nacional del cubano es el café; ese sorbo amargo, dulce, semidulce o muy dulce que la mayoría; por no decir todos, preferimos al levantarnos y que hace algunos meses no aparece en el mostrador de la bodega ni con etiquetas o sin ella y que en cualquier esquina o timbiriche podamos comprar.
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Lógica aceptable y aterrizada al tema en cuestión. Felicitar a la periodista Ana Maura Carbó por su acertada y encomiable osadía con muy buen enfoque profesional. Existen otros temas medulares que también pudiesen ser reflejados con un enfoque similar, la crítica constructiva. La situación actual de nuestro país está arribando al abandono de las tradiciones sociales del pueblo, tema delicado pero interesante para el sano debate. Dejémoslo tarea esa continuidad.
Lo que debía de importar de verdad es la no presencia de este ni en la canasta básica y que pretenda todavía reconocer a Cuba como cuna desde hace tiempos del uso de esta bebida tan necesaria para todos sobre todo en un lugar donde el desayuno comida más importante del día está sobrevalorado,en niños ,enfermos ,ancianos,toda una desvergüenza más y si te lo encuentras como dice el escrito ni averigües como llegó ahí,en fin más de lo mismo
Paloma, ya estamos acostumbrados a que nadie dé explicación de nada, ni hasta cuándo, ni aparece una solución. Lo que se pierde, regularmente no regresa, llevo 2 años sin leche en polvo de dieta y tengo insuficiencia renal crónica. Dónde está la dieta de vianda que venía al mismo agro donde SI hay viandas?. Hay que sacudir la mata y que rueden cabezas para dar un escarmiento mientras mucho cogen libras de peso
Los viejos que estamos acostumbrados a tomarnos "el buchito" en la mañana tenemos que recurrir a comprar la divisa oara
Así se va a ir perdiendo poco a poco todo lo de la bodega. ¿Cuántas cosas no se han perdido ya? ¡!¡!¡!