Los Mercados Artesanales Industriales (MAI) surgieron como una alternativa para que la población obtuviera, en moneda nacional, productos de primera necesidad como jabones de tocador y lavar, detergentes, pasta dental, colchas de trapear, bombillos ahorradores, velas, desengrasantes, entre otros artículos. Sin embargo, en mi criterio, la desigual distribución y abastecimiento provoca malestar de la población.
En su mayoría no son espacios comerciales atrayentes, casi siempre están en penumbras y los precios, escritos sobre papeles de block o libretas, contribuyen a la presentación de mal gusto de estos productos. Incluso, algunos de los considerados de lento movimiento, ni siquiera el cliente conoce para qué sirve, mientras otros exhiben una calidad pésima como aquellas sayuelas de señora…, sin olvidar que raras veces, por no ser absoluta, los dependientes desconocen cuándo llega lo solicitado o simplemente responden “hace tiempo que no viene nada”.
También es cierto, que usted puede descubrir medias para hombres o niños de una factura impecable, telas para diversos usos, manteles, sábanas, mosquiteros, forro para colchones o llegar exactamente cuando están a la venta la variedad de cazuelas de aluminios que tiene gran aceptación; a pesar de la inseguridad para encontrar artículos como la legía de cloro, el salfumán, y productos de limpieza de la marca Labiofam.
Los Mercados Artesanales Industriales (MAI) a mi juicio necesitan de una mirada más cercana, para que la población pueda encontrar ofertas que respondan a la demanda y se conviertan en comercios donde encontrar lo buscado no esté condicionado por el azar.