Puedes verlos en las paradas de los ómnibus, en los centros comerciales. Entran donde menos lo sospechas, primero temerosos, luego caminan con mayor seguridad. Tal parece que tienen un “estudio” de comportamiento. Miran al piso y cuando te enfrentan puedes leer en sus ojos la falta de cariño y alimentos. Son perros callejeros, aunque todos no pertenecen a la misma estirpe.
Algunos tienen dueños que los dejan, como se dice, mataperrear un poco; esos están limpios, alimentados y suelen andar a veces en grupos, otros se aferran a un tramo de las aceras o fachadas de los apartamentos en bajos y, guardianes seguros de esa zona, lo obligan a usted a caminar por la calle. Los hay que no te dejan subir las escaleras porque sencillamente no te conocen, y por supuesto, los hay insoportables que ladran por cualquier cosa.
Me pregunto qué hacer con esos que caminan cabizbajos, la piel colgando de los huesos, en busca de comida, mirada triste… Nadie los quiere -aunque a veces almas buenas los recogen.
Deseo encuentren amparo. Que la indiferencia no nos atrape. Si usted tiene medios recoja a uno; pero, a la vez, sugiero a quienes no tengan condiciones no hacerlo para luego abandonarlos a su suerte.
El cuidado y el tiempo los hará cambiar. No se arrepentirá, cuando usted esté llegando a casa levantará las orejas, moverá la cola, caminará impaciente, olfateará la puerta y cuando abra le dará la mejor de las bienvenidas.
No creo que ladren por ser insoportables, es su voz, esta es la unica parte de su articulo que no me gustó, lo demás si,y es necesario que haya concientizacion en la poblacion para que dejn de sufrir,si cada persona que ve uno en la calle le diera agua y alimentos la vida seria mas bonita, el sufrir seria menos....
Muy buen artículo, Ana Maura, necesitamos educar a las personas para crear conciencia de que los animales son seres vivos que sienten y padecen igual que nosotros. No somos mejores que ellos, somos simplemente uno más en el reino animal y no tenemos derecho de maltratar a otros seres.
Desde niña hubo perro en mi casa y con los años que tengo más de 60 sigo teniendo. Tengo uno de 6 años que mi hijo trajo de un mes de nacido, desde entonces está bajo mi atención y cuidado, cuando llego del trabajo viene a saludarme y quiere hasta darme un beso de lo contento que se pone. Cuando estoy en la casa no me pierde de vista, Me duele mucho ver a algunos por la calle a riesgo de todo. También los que son utilizados para peleas, eso es inhumano y debe ser prohibido y sancionado. Hace años que debíamos tener una Ley que los proteja y a otros como los caballos, que los golpean y obligan a trabajar sin descanso. Muy buen artículo Ana Maura.
si acabara la indiferencia de este paîs con la indiferencia hacia los animales empezariamos a ser mejores personas.
Muy buen artículo, hacen falta muchos más en todos los periódicos de esta isla.