
“La injusticia racial forma parte de la misma estructura de la economía, de la sociedad y de todos los Estados”, quien así se expresa es Dominique Day, miembro del Equipo de trabajo de expertos sobre los descendientes de África, de la ONU, a propósito de un plenario sobre el tema en el ente mundialista. Enseguida me vino una contestación relámpago: ¡Eso en Cuba no pasa!, y con ello una pregunta asociada: ¿Hay racismo en nuestro país? La respuesta es ambivalente y lacerante, tanto afirmativa como negativa.
Aunque aquí no fragmentamos a la población en negros, blancos, ni en chinos, europeos o mulatos porque somos un gran ajiaco cultural, todavía persisten escenas como las que narro a continuación: Estaba en una parada de guagua, habitualmente llena de gente y habían varios grupos delimitados hacia una esquina, mientras en la otra, una pareja ocupaba la opuesta. Ella, una “despampanante”rubia natural y él, un joven mulato -muy oscuro-, se abrazaban fuerte: pese a la constantey pegajosa humedad.
Aquella escena romántica sobrecogió mi sensibilidad humana.Me acerqué lo más que pude a los amantes para que, en su complicidad públicamente íntima, vieran mi proximidad como una muestra de que su amor pudiera ser un ejemplo compartido. Captaron mis intenciones y lo agradecieron con una amplia sonrisa. Regalé la mía.
Si bien en Cuba no hay racismo institucionalizado todavía perduran los rezagos de una época, en la seudorepública, donde eran frecuentes ver niños negroscon un cajón de limpiabotas y,en centros de trabajo, carteles con ofertas excluyentes: “Plaza vacante. Solo blancos”. Recuerdo que, por los persistentes perjuicios de discriminación racial, ya después del triunfo de la Revolución, el Doctor Miguel Barnet defendió su iniciativa de crear la Comisión Aponte. De esta manera el reconocido escritor, etnólogo y Presidente de Honor de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, Uneac fue consecuente. Esta Comisión, a su vez, esta integra el Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial, en Cuba, para que el cruel sentimiento excluyente no se arraigue en sus espurias raíces y podamos construir -en igualdad de oportunidades -un país que aspira a ser mejor conocedor de sus imperfecciones y enfrenta de esta forma las manifestaciones de discriminación, con resolución y sin miedo.
Pero hay una cosa importante que aclarar: la Comisión Aponte no es una organización de negros o de “afrocubanos” porque respondemos a la identidad cubana, sin distinción. Además, sus principios se rigen por los mismos ideales revolucionarios de equidad y justicia colectiva. Ha llevado sus debatesa la Asamblea Nacional del Poder Popular; a talleres, además de impulsar intercambios con autoridades del Ministerio de Educación y de Educación Superior y otras instituciones del Estado y la sociedad civil.
En este espacio comparto un asunto que jamás debe dividirnos. Soy optimista y me recreo entonces en ese futuro inmediato que ya observamos en el color cubano, donde lo blanco y lo negro resume solo amor: uno tan grande que nos arrope a todos.
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Soy mujer y aunque algunos dicen que puedo pasar por blanca, siempre digo con orgullo que soy negra, pues así siento mi identidad. Nací dentro de la revolución y agradezco ese hecho, pues como expone la escritora a pesar de los grandes esfuerzos por erradicar la discriminación, aún se encuentra presente en no pocas personas, sin embargo ese esfuerzo del gobierno por erradicarla y por establecer la igualdad en la diversidad de colores me ha empoderado y dignificado como mujer y negra.
El simple hecho de etiquetar ya es discriminatorio, pero tus letras son un buen llamado de atención traslucen bondad y empatía
Excelente comentario sobre un tema polémico
Es alto intelegido el que una de las maneras de conocer es por inducción y la impatia. Quizas la mejor forma de combatir un fenómeno social sería no hacerlo omnipresente. Más si es abordado de oídas e intespectivamente