Una nueva imagen en los bajos del edificio de las calles Santa Ana y Panorama, del Consejo Popular Nuevo Vedado, en el municipio de Plaza de la Revolución, ha suscitado controversia. Algunos vecinos alaban las lámparas y los bancos recién colocados en un espacio de mucho trasiego, que incluye la espera de personas en la cola de la farmacia.

Tampoco faltan aquellas voces para cuestionar si esta acción estuvo coordinada con el delegado de circunscripción, quien de seguro habría priorizado otras obras más urgentes. Durante mi etapa de mandato como delegada en el área colindante de Puentes Grandes, disímiles y complejos eran los reclamos de la población, pero pocas o ninguna las soluciones. Sin embargo, al amparo del optimismo siempre confié en los cambios por venir.

Y ciertamente, la renovación de Santa Ana y Panorama tiene la autoría del Gobierno municipal correspondiente, en el marco de un grupo de tareas bajo el lema “Esfuerzo Decisivo” que ejecutará la capital este año de cara al Aniversario 500 de la ciudad.

Cosas como estas son positivas aunque puedan parecer asuntos de poca talla, y sirven también como estocada mortal contra aquellos incrédulos quienes aseguran que nunca se hace nada. Pero sería pertinente que las autoridades locales –las del Poder Popular y las del Consejo de la Administración- se sumerjan concienzudamente en las aguas de la constancia y la realidad. Esgrimir que un asunto carece de solución por falta de recursos puede ser solo un comodín para justificar ineficiencias. También puede “tapar” la mala entraña de la corrupción.