“El socialismo no es solamente un asunto del Estado, es también cosa de los vecinos de una calle que comparten por ejemplo ahora en La Habana después del tornado. Conozco de gente en Regla que se intercambian ayuda con aquellos que sufrieron daños: se dan comida, viven en la casa de otros. Eso es lo que propone el Socialismo: la ética de la solidaridad”, quien así se expresa no es un capitalino, ni tan siquiera un cubano. Es el sentir del gran amigo de Cuba, el brasileño Frei Betto que estuvo en esta ciudad a propósito de la IV Conferencia por el Equilibrio del Mundo.

Como él llegaron de muchas latitudes hombres y mujeres honestos de pensamiento progresista, cuya meta de lucha es una dignidad integra, convocante máxima de José Martí en una cita que elevó, por cuatro días, la talla universal de nuestro prócer.

“La Solidaridad hermana de los pueblos” fue uno de los paneles más concurridos. Allí se condenó el persistente y dañino bloqueo yanqui contra la Isla, y los visitantes reconocieron el sello indiscutible de nuestro internacionalismo, desde el cual cada revolucionario se reconoce como hijo de Martí y de Fidel.