
La conversación en voz alta entre una cuarentona mujer y su joven amiga, puso a pensar a más de un pasajero en aquel P4, cuyo tema motivó un rápido intercambio de miradas y cortas expresiones, cuando ambas bajaron en los predios del Vedado.
“Mira niña, si no quieres complicarte, búscate un trabajito cerca de tu casa”, dijo la consejera, quien acto seguido ofreció sus argumentos. “Yo estoy limpiando en un centro, llego temprano, doy cuatro escobazos, paso la colcha en un dos por tres, y a media mañana ya estoy libre”.
Con su tono amplificado hablaba de los precios, de los carretilleros del barrio que son tremendos apretadores y hay que trabajar pero sin coger mucha lucha. Según dijo, lo mejor del lugar donde ¿limpia? es que no se meten con ella, sinónimo de una falta de supervisión a su labor, o permisibilidad ante lo mal hecho. Y he ahí el punto.
Hoy que tanto se pondera la necesidad de trabajar y del trabajo como necesidad, el escenario laboral no admite estar marcado por un ambiente de distendimiento, donde a la vista de todos permanezcan actitudes de quienes suelen hacer las cosas fáciles, o dar poco.
Durante años, la desmotivación por el salario y, como consecuencia, hacia el trabajo, fue un círculo vicioso. Para eliminar la pirámide invertida de ingresos existente en la sociedad cubana, llegó la reforma salarial incluida en el proceso de ordenamiento monetario de Cuba, a la par de estimular el interés por ocupar un puesto de labor.
La cifra de cubanas y cubanos que solicitan empleo sigue en crecimiento. En el caso de La Habana, 10 599 capitalinos han hecho sus solicitudes; sin embargo los verdaderos frutos hay que verlos en el respaldo a la creación de riquezas, o a la prestación de un servicio con calidad, como espera el pueblo.
La actual estrategia económica, que concede prioridad a la política de empleo, salario y seguridad social, ocurre en el vórtice de un contexto marcado por el impacto de la pandemia de la COVID-19. En un mundo obligado a replantearse sus dinámicas productivas, el Gobierno ha implementado acciones para la protección de la salud de todo el pueblo, el mantenimiento del empleo y la defensa a las garantías y derechos laborales para todos, baluartes de nuestro proyecto social.
Ver el trabajo como un valor y derecho sagrados -concepto que suele reiterar el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez-, precisa de rigor sobre el cumplimiento de las normas y la actuación de cada quien, lo mismo dentro de un colectivo, que fuera de este, teniendo el cuenta el necesario impulso que hoy recibe el trabajo a distancia.
En este caso está una amiga cercana, que sufre la ineficiencia de su compañera de departamento. “Cuando preciso de una información para completar un parte técnico, la llamo por teléfono y aun duerme a las once de la mañana, o me ha dicho que espere, pues debe atender al perro”.
Personajes como estos no son pocos y están en todas partes. La falta de control sobre el desempeño es patente de corso para quien intenta vivir apegado al acomodo, a la indisciplina.
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Muy buen comentario pero ejemplo hay miles y no son precisamente el de los dos brochazos, todos los trabajadores salen en horario laboral hacer sus compras, ir al cajero y hacer gestiones eso es sabido y generalizado así se piensa ser productivos nunca.
En todo momento el trabajo del auxiliar de limpieza a sido simplificado por muchos, pero ya es hora de que nos demos cuenta la importancia que tiene una buena higiene. Cuantos casos positivos y perdidas humanas hubiesemos evitado con simplemente cumplir normas elementales de higiene
Hola, muy buen escrito, hay tantos ejemplos como estos tanta falta de responsabilidad sobre el trabajo, tanta falta de control de los dirigentes del sector estatal en todos los organismos , y lo. más triste es que se seguirán viendo cuando, nombren directivos de entidades por ser amigos, o familiares y no por sus resultados mientras no se tomen medidas rígidas con ese personal, que esta violando sus funciones, mientras no se supervise como debe ser y no como en. muchos lugares se realiza por llenar un papel en fin
El problema es que quienes tienen que exigir y poner a trabajar a los demás, los jefes, también han sufrido las mismas desmotivaciones que el resto de los trabajadores o aún peores porque cuando muchos trabajadores simples salen beneficiados por un sistema de pago por estar mal llamados directos a la producción, los jefes que son mal llamados indirectos a la producción no podían acceder a estos beneficios sin embargo seguían recibiendo los palos del mando superior. Además de ser criticados por cualquiera dónde quiera aunque no fueran los causantes de las malas opiniones que han generado los que han utilizado sus cargos para sus fechorías. Creándose un sentimiento antijefe a generalizado en la sociedad que tardará mucho tiempo en revertirse si es que algún día se revierte porque nada se está haciendo al respecto por lo que los centros de trabajo seguirán siendo caldo de cultivo para estos tipos de trabajadores que durante el poquito tiempo de la jornada laboral que trabajan hacen su trabajo de muy mala gana y con pésima calidad ya sea brindando un servicio y realizando alguna producción. De modo que nos seguiremos asombrando cuando vamos a un lugar y somos bien atendidos o compramos algún producto y este tiene una buena calidad. O sea la regla seguirá siendo la excepción.
Porque todas las cafeterías particulares tiene refrescos de lata de producción nacional, cervezas y hasta ron planchado. Además de cigarros. Claro to esto a tremendo sobreprecio. Cuando vas a una tienda o a un Ditu lo único que tienen es agua. Que raro? Lo peor de todo es que están a la vista de las autoridades.