-Señor, muy agradecido, dígame cuánto le debo.
-Tan solo 101 pesos, contestó.
-¿Por qué ese precio, si apenas fue un martillazo?
-Uno por el golpe, los otros cien por saber dónde debía darlo.
El mecánico Omar Torres Marrero no sabe si la anécdota es real o ficción, pero le recuerda la mañana cuando lo mandaron a buscar desde Santiago de Cuba, ante la paralización de un equipo pesado.
-¡Tú sabes lo que es traer a un hombre desde La Habana, y tan rápido resolver el asunto!- comentó un amigo en tono jocoso.
-La cuestión es saber dónde y cómo hacer lo necesario-, aseguró el talentoso mecánico de la empresa Ecoing 5, dedicada a la construcción de viales, pistas de aeropuertos y puentes, además del bacheo de calles, entre otras misiones a nivel nacional.
Dueño de una larga data de inventivas, Torres figura como el único capitalino ganador de la 16 edición del Premio Nacional al Innovador de Impacto Económico y/o Social, por tres trabajos presentados en 2017, todos ya aplicándose, con un efecto económico de casi dos millones de pesos.
¿En qué consisten las soluciones?
-La empresa tenía cuatro fresadoras rotas, de procedencia alemana y en explotación desde 2005. Son imprescindibles, pues su función es comerse el asfalto viejo e impedir la sobrecapa de mezcla, capaz de afectar la altura del badén, espacio por donde corre el agua entre la calle y el contén.
“El 30 % del material recuperado se procesa en una planta inaugurada en Guanabacoa, donde lo convierte en mezcla caliente reciclable. El resto se usa en el bacheo de calles secundarias poco transitadas”.

¿Cómo llegaron hasta ti?
-Muchos ya le habían metido cabeza a la reparación de las fresadoras, incluso mandaron compañeros a capacitarse en Alemania y nadie dio con la verdad. José Mancebo, de la propia Ecoing 5, me conocía desde mis años de anirista en las Fuerzas Armadas Revolucionarias, y dijo: 'En Holguín hay un hombre capaz de arreglarlas'. Entonces me trajeron para La Habana, estudié los libros y cuando llegué al meollo de la rotura no tuve descanso. Al año todas funcionaban.
“Fue un trabajo grandísimo”, evoca Omar, quien coincide en la urgencia de que se conozcan las innovaciones y se consulte más la base de datos de la Anir y del Fórum de Ciencia y Técnica, dotada de una extensa relación de autores de ponencias, capaces de solucionar problemáticas en todos los sectores.
¿Acaso no estará dado por la falta de comunicación?
-Es real que todavía no fluye entre los mismos aniristas y las empresas. Hay personas creando o innovando cosas ya hechas por otros. Mira, te pongo un ejemplo: yo diseñé un sistema para la rectificación de las bandas de pieles de frenos, muy útil para el transporte ligero y pesado. Lo presenté al evento de la Anir pasado y hace poco lo mostré a un holguinero que trabaja los ómnibus Yutong, quien enseguida lo pondrá en práctica, pues allá hacen la maniobra de manera rudimentaria, con una mocha y dando unos golpecitos.
“En España y Suiza recibí cursos de nivelación sobre fresadoras y pavimentadoras a partir de equipos láser. Me aportaron muchos conocimientos y ahora los divulgo por ser una manera de usar bien esa tecnología cuando esté completamente introducida en el país. ¿El beneficio?, ¡imagínese!: se acabarían las ondas en la carretera, los desniveles y los baches, algo muy difícil de creer”, comenta.
Las fresadoras que andan por las calles de la ciudad y en otras partes de la geografía cubana son blancas, y en su diseño tienen dos rayas rojas. Si las ve, sepa que fueron revividas gracias a un hombre sencillo, que no se graduó como ingeniero “por falta de tiempo, pero ellos me han visto trabajar y me evaluaron como Mecánico A”.
También apegado a los libros se hizo electricista automotriz, conocimientos todos que mucho le valieron cuando recuperó dos equipos vitales para el avance de una obra hidráulica.
“Nos habían encargado llevar una conductora desde una presa hasta la ciudad de Holguín. En un momento fue imposible avanzar más por las piedras del terreno. Si poníamos explosivos corríamos el riesgo de afectar la tubería paralela y la provincia completa se quedaba sin agua. Pero todo salió sin contratiempos”, evoca.
¿Por qué innovas?, pregunto, y la respuesta llega como una saeta:
-Me gusta resolver problemas que nadie puede con ellos. No por un ingreso, ni nada por el estilo. Lo mío es pura persistencia, vencer lo que dicen que no se logra.