Foto: Roberto Suárez

Escuchamos cifras cada día, cifras de muertes, de contagiados, críticos, graves, con y sin síntomas, estables; por países, por provincias y municipios…

A varios les parece algo alejado, se sienten inmunes, sin una real conciencia de su significado, piensan que es imposible, no les puede tocar.

Y es que inconscientemente, creen que no son más que números, impersonales, muy lejos de la cotidianidad que los envuelve.  

Aunque el doctor Durán dé las condolencias, los datos, las edades, continúan solo pareciendo números para algunos, o sencillamente, no se percatan de la realidad.  

No nos damos exacta cuenta de cuán cerca puede estar, de que al más pequeño descuido pasamos a incrementar esas cifras, ya de por sí muy altas y que, a pesar de los esfuerzos de los médicos, de los científicos, el agravamiento y fallecimiento son posibilidades a tener en cuenta.

Algunos, persistentes indisciplinados, creen en el destino y que, si está para ti, pues de todos modos te toca, juegan una ruleta de riesgos y se agazapan en ese credo del sino.

No piensan que posiblemente estén, entre quienes son positivos a la COVID-19, aquellos que pensaban igual. No comprenden que tras esos números alarmantes hay personas de carne y hueso, con sueños, familia, deseos sin cumplir y mucho dolor en padres, hijos, nietos…

Los creyentes del destino, del sino de cada quien, son incapaces de imaginar la incertidumbre, la preocupación que existe detrás de cada aislamiento, de cada confirmación e ingreso; no imaginan el sufrimiento del paciente y los allegados de los que permanecen en terapia intensiva.

Mucho dolor y demasiada espera por un desenlace que en ocasiones es fatal.

Aunque se reitera una y otra vez, y hay quienes lo consideran “muela”, estamos aún lejos de tener esa conciencia colectiva que se necesita para salir airosos. Lo prueban las cifras, los niños y ancianos contagiados y la alarmante situación de varias provincias.

Dejemos el juego de azar, porque puede ser traicionero y hacer que, aunque no fuera “el destino”, usted se encuentre, de pronto, entre la vida y la muerte.

Recuerde que la canción de Polito Ibáñez, autor al que respeto mucho por sus bellas canciones, es solo eso, una canción. “Porque la gente SÍ son más que números”.

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