Abogado de profesión escribió poemas revolucionarios, manifiestos, ensayos, cuentos, pero también poesías al profundo amor que sintió por Asela, su compañera en la vida y en la lucha.

Foto: Facebook

"Puedes venir desnuda a mi fiesta de amor. Yo te vestiré de caricias.
Música la de mis palabras; perfume es de mis versos; corona, mis lágrimas sobre tu cabellera.
¿Que mejor cinturón para tu talle, que cinturón mas tierno, mas fuerte y mas justo que el que te darán mis brazos?… Para tu seno ¿que mejor ceñidor que mis manos amorosas? ¿Qué mejor pulsera para tus muñecas que la que formen mis dedos al tomarlas para llevar tus manos a mi boca? (...)"

En 1933, procedente de un hospital antituberculoso de Moscú, donde supo que su mal no tenía cura y partió rumbo a la capital cubana donde tuvo que permanecer clandestino.

Sin embargo, dirigió la Huelga General que derrocó el gobierno del «Asno con garras» como él mismo bautizara al déspota Gerardo Machado.

Redactó el 18 de marzo de ese año la Protesta de los Trece como representante de un grupo de intelectuales progresistas contrarios a la corrupción del gobierno de turno.

Cae en la cárcel por primera vez y el 1 de abril de 1923 participa en la fundación de una institución revolucionaria cubana.

"Hace falta una carga para matar bribones,
para acabar la obra de las Revoluciones;
para vengar los muertos que padecen ultraje,
para limpiar la costra tenaz del coloniaje;
para poder un día, con prestigio y razón,
extirpar el Apéndice de la Constitución,
para no hacer inútil, en humillante suerte,
el esfuerzo y el hambre y la herida y la muerte (...)";

El 16 de enero de 1934, la tuberculosis cerró para siempre la transparencia de su mirada en el sanatorio La Esperanza de La Habana, tenía solo 34 años y ya había en sus versos esa predicción:

"Yo moriré prosaicamente, de cualquier cosa
(¿el estómago, el hígado, la garganta, ¡el pulmón!?),
y como buen cadáver descenderé a la fosa
envuelto en un sudario santo de compasión".