“El tiempo no es oro, el oro no vale nada, el tiempo es vida”
José Luis Sampedro

Es imposible de apresar, se escapa, hace una fuga sin avisos previos, ni compasión, él pasa inexorable y feroz; lo peor, no da explicaciones. Se va, sencillamente y, sin darnos cuenta, quizás nos perdimos los instantes de buenaventura y placer, o de metas importantes que deseábamos cumplir. El tiempo es algo anhelado, añorado y desearíamos multiplicarlo.

En aquellas cosas que nos hacen perder minutos u horas por impuntualidad, reuniones de palabras vanas, irrespeto a los horarios ajenos, esperas burocráticas con desasosiego y maltrato incluidos, verborreas carentes de hechos o un lógico y provechoso significado, se nos va la vida.

Una buena conversación, taza de café mediante, en nuestro tiempo de asueto, más que buena para el espíritu es imprescindible, necesitamos comunicarnos, desestresar, hacernos la vida diaria más grata, asimismo, pasear, ir al teatro o al cine..., en fin, la opción que cada quien prefiera,esto es vivir, la dificultad reside, precisamente, en permitirnos guardar el espacio en la agitada agenda para poder lograrlo.

Debemos llevar como condición respetar el tiempo ajeno y el nuestro, agilizar la cotidianidad, poner fin a las reuniones inacabables y tediosas, a la ausencia de puntualidad, los trámites interminables, en pos de conquistar momentos ineludibles en bien propio.

Hacer, siempre será mejor que decir, pues, las consignas no realizan grandes obras, lo hacen el esfuerzo, el tesón y aprovechar ese esquivo Tiempo.