“(…) La única verdad que hay en esta vida es el amor. El patriotismo no es más que amor, la amistad no es más que amor.” (José Martí)
El amor es razón poderosa que mueve a los seres humanos. Desde la cuna misma el intercambio maravilloso entre padres e hijos e, incluso antes, desde el vientre materno, es expresión profunda de ese sentimiento…
Cuando contemplamos una puesta de sol, admiramos las estrellas o un hermoso paisaje del entorno y sentimos que el espíritu se ensancha y nos crecen alas… estamos amando…, asimismo sucede con la piedad, el afecto por una mascota o, simplemente, por aquel animalito vagabundo que se cruza en nuestro camino.
Nostalgia, orgullo y pasión hacia la tierra que nos vio nacer son muestras del insoslayable cariño por la Patria, impaciencia esta, siempre a flor de piel.
Dicen que la familia y los compañeros de trabajo no se escogen, nos los entrega la vida, pero el amigo es el único regalo que nos ofrendamos, por eso nos son tan indispensables, añorados; su presencia, el oído presto, su apoyo e incondicionalidad en nuestras cuitas o alegrías dan fe de un hondo amor…
Pero, el más celebrado, cantado, hecho poesía, provocador de lágrimas y sonrisas es el de la pareja, ese que hace vibrar de emoción, temblar de excitación y, aunque los científicos hablan acerca de su procedencia química, lo seguimos sintiendo en el corazón.
En los primeros tiempos llevamos el ansia de permanecer junto al ser elegido, los sentidos y deseos hablan por cuenta propia y no hay roce casual que no devenga en tormenta de ardores, ni poema o canción que no haga volar la mente hacia ese otro ser, a quien consideramos, mitad perfecta.
Mientras los años transcurren se va convirtiendo en reposo, lealtad, complicidad; sin embargo, no por ello es más débil o destructible este calmado amor otorgador de apoyo, ternura y comprensión. Por el contrario, se ha hecho adulto y lo abarca todo, ya no busca ensueños o perfección física, solo conoce que ambos pechos laten a un único compás y frecuencia, y nada importa más allá del abrazo cálido y protector.
En fin, el amor es un sentimiento orfebre de milagros y que nos hace en verdad humanos.
Por eso donde no hay amor, todo es dolor, diría nuestro Apóstol. Precioso tu comentario sobre el amor. Te deseo el amor te sonría como tú le sonríes a él.