Habana a tus pies / No sabría cómo amarte de otra forma / Habana por qué / Tu perfume tan extraño me apasiona / Habana por qué / Entre el tango, el son y el mambo me devora / Habana, tu piel / No podría yo jamás dejarte sola Habana, doy fe / Tu carruaje de delirios me enamora (…) (Fito Páez)
Azul y sublime como ese océano que la acaricia día y noche, plena del embrujo de la musa que emerge del mar y, como guardiana feroz, la custodia; así, atrapados en la magia de sus contrastes, poetas y músicos se rindieron ardientes a homenajearla con el mejor verbo nacido del corazón.
Toda ella es encanto; la del centro histórico y antiquísima hermosura, la de las anchas avenidas de Miramar, el disfrute del siempre deseable y largo muro abrazador que detiene las aguas del Caribe, cobija de susurros enamorados y besos robados; cada barrio, callejuela, grafiti, pared derrumbada, parque y solar…, en fin, la fascinación irradiada por esta Habana nuestra envuelve a hijos naturales y adoptivos, pero también a foráneos, quienes, en sus andares al recorrerla no se dan cuenta de que volverán una y otra vez a buscar más del hechizo.
Es tiempo de no solo clamar el orgullo apasionado por esta mujer azul, sino, además, respetarla, velar por su suerte y defenderla con nobleza en todos sus rincones.
Adoro su hidalguía al cumplir 499 años. Se siente palpitar en las venas, tanto, que únicamente respirar el aire emanado por ella es aliciente para los pulmones. Démoslo todo por vislumbrarla impecable y en su esplendor en el aniversario 500.
Que hermosa crónica!!! Ahora mismo estoy emocionado de leer a mi ciudad en un retrato sincero y sensible. Gracias por su voz.