
La hemos visto tantas madrugadas. Cuando la ciudad aún tiembla entre apagones y sombras. Ella camina con su escoba como si sostuviera en silencio lo que mantiene en pie a un país. Su ropa desteñida no la protege del clima (…), pero siempre son ríe. Y esa sonrisa, en medio de tanta angustia, es un grito que advierte más que cualquier silencio.
No tuvo hijos. En casa, solo una madre enferma que la espera con la esperanza rota en los ojos. Su salario, apenas alcanza para una, nunca para dos y aun así, no se queja. La vemos barrer papeles, colillas, polvo… pero también barrer nuestra indiferencia, nuestra ceguera, nuestro olvido.
Nos propusimos buscar una manera de ayudarle sin hacerla sentir mal. Hay acciones que, aunque motivadas por las mejores intenciones pueden resultar “hirientes”. Hoy por fin nos decidimos. Primero lo rechazó, pero luego me abrazó con tanta fuerza que -justo en ese instante-, entendí todo lo que calla: la gratitud, la soledad, la dignidad intacta de quien se sabe necesario, aunque el mundo la ignore.
Y pensé: qué cruel ironía. Mientras muchos sueñan con escapar, ella se queda a limpiar las huellas de una ciudad que resiste. Sus manos callosas levantan cada madruga da la vergüenza que otros dejamos caer. A esa mujer, y a todos los que como ella barren nuestras calles, les debemos respeto. No el respeto fácil de las palabras, sino el respeto profundo del alma, el respeto de la reverencia.
Porque si un día ellos dejaran de barrer, no sería la basura lo que nos sepultara: sería la vergüenza de no haberlos visto nunca, de no haberlos honrado cuando todavía estaban ahí, barriendo el polvo del camino para que pudiéramos seguir andando. Pero hay algo que se resistió a ser barrido: aquella sonrisa suya y su mirada de gratitud que aún nos “persigue”.
Y aquí está lo más duro: quizás ella jamás lea estas letras. No cuenta con los recursos ni los medios. Pero tú, que sí las leíste, no elijas ser como la mayoría, no elijas cambiar tu mirada o ignorar que la viste. Porque estarás confirmando la indiferencia que ella barre cada madrugada. Para ella y para todos los que sostienen en silencio, lo que se nos cae a pedazos. ¡Nuestro RESPETO y AGRADECIMIENTO! … así, en mayúsculas.
BLOQUEO DE AGUAS DE LA HABANA A VECINOS DEL VEDADO. Desde hace alrededor de 2 años Aguas de La Habana cerró la válvula, ubicada en calle E y 13, Vedado, y los vecinos de la cuadra de E/13 y 15, Vedado no reciben agua. ¿Podría alguien resolver este problema, porque agua, sí hay? A las cuadras contiguas, regularmente el carro de Aguas de la Habana abre las válvulas en días alternos. Los Vecinos de la cuadra.
Excelente artículo, que lástima que muchos no lo lean, gracias