Esta historia la debíamos, Alma Camila Ezequiel Pérez Any Chil
Así te recordamos …
"Disparen sobre Fidel” … fue la orden dada por la CIA en 1971.

Si la visita a República Dominicana en 1998 fue complicada como ya contamos, la de Chile 1971 superó cualquier expectativa. A pesar de que no anunciamos el viaje hasta última hora, se supo y se movilizaron a toda velocidad diversa gente armada, agentes de la CIA con pasaportes de periodistas, credenciales de periodistas, además que ya se conocían todo tipo de posibles amenazas.
Y si vamos a contar la historia, pues tenemos que decir que fueron el entonces Comandante Arnaldo Ochoa, Abrahantes y Tony de La Guardia, los que estuvieron al frente de la seguridad del jefe en aquel viaje. En total, cerca de 100 compañeros, entre escoltas y otro personal, incluyendo un equipo de apoyo, movilizados en autos Fiat 125 y Furgones Ford para transportar armamento pesado.
Fue un miércoles, 10 de noviembre de 1971, que el Comandante en jefe Fidel pisa suelo chileno en el aeropuerto de Pudahuel, Cerro Moreno de Antofagasta. El presidente Allende y su gabinete lo esperaban al pie de la escalerilla del avión. Se iniciaba así, una visita oficial que en principio estaba planificada para diez días, pero después se extendería a 24. Tras salir del aeropuerto, Fidel y Allende montados en un auto descapotado recorrieron las principales avenidas y pasadas las 17.30 horas, la comitiva enfiló hacia nuestra embajada cubana en calle San Patricio.
De ahí hacia el Gran Hotel de Antofagasta, en el que el Comandante pasaría su primera noche. A las 6 de la mañana del día siguiente, reunión con militares y personal encargado de la seguridad de Fidel. El Comandante en jefe sale y tras saludar a las personas que se congregaron a la entrada del Hotel, se inició su extenso recorrido que lo llevaría por casi todo Chile.

Sobre las. 09.30 de la mañana del día jueves 11 de noviembre, el comandante en jefe se reúne con Salvador Allende en La Moneda, en la primera actividad oficial. En esta misma jornada, también hubo otra ceremonia. A las 11.01 horas, el jefe decidió caminar desde La Moneda al monumento a Bernardo O’Higgins, y como dato curioso, por muy inverosímil que pueda parecerles, el Gral Agusto Pinochet, fue uno de los encargados por la parte chilena de velar por la seguridad de Fidel en esta parte del recorrido, era jefe de la guarnición De Santiago en esa época.
Sobre las 19.20 horas de ese día se inició la recepción de gala en el Salón Rojo del palacio de gobierno. Fidel lucía su uniforme de gala, con camisa blanca y corbata negra, impecable.
A eso de las 20.30 horas, ante el clamor popular, Allende y Fidel se asomaron en el balcón que mira a la calle Moneda para saludar al pueblo allí reunido. Fue tanto que posteriormente tuvieron que volver a asomarse. Luego, nuestro Comandante bajó para saludar a la gente en la Plaza de la Constitución.
Fue ese escenario el escogido para un plan de atentado de cinco previstos durante ese viaje, tres en Chile y dos durante las escalas de regreso. Este en particular, consistía en dispararle al Comandante con un fusil cuando saliera al balcón del Palacio de La Moneda. El disparo se realizaría desde el Hotel Carrera Hilton, desde donde Fidel sería un blanco seguro.
Es necesario puntualizar que, contra todo consejo o recomendación, Fidel decide viajar en auto descapotado, asumiendo todo tipo de riesgos. Así es Fidel. Desde la costa, se subió hacia la pampa, en un trayecto que demoró más de lo previsto por los permanentes cambios de itinerarios, necesarios por razones de seguridad, y que determinaron que hasta los periodistas le perdieran la pista. Se trataba de una decisión estudiada. Había una gran preocupación por su seguridad.

Y no era para menos, es en este extenso viaje por carretera que se planea un segundo plan de atentado. Cuando el Comandante se desplazó al norte a las zonas mineras en la región de Atacama, en una de las rutas, estacionaron un auto cargado de explosivos, la carretera era angosta, lo que hacía que necesariamente la caravana tendría que bajar la velocidad, el auto aparentaba estar roto, la escolta avanzada del Comandante, al detectar el vehículo, a fuerza de sus brazos lo empujó y lo sacó de la carretera, sin saber que el maletero estaba lleno de explosivos. Y que los asesinos asechaban desde un cerro cercano, donde veían todo y listos para hacerlo accionar, con un interruptor por control remoto, el cual falló al ser activado.
La noche sorprendió a nuestro Comandante en jefe en María Elena. Para distenderse, se organizó un improvisado partido de básquetbol, un equipo liderado por Fidel, con miembros de la escolta y otro integrado por los periodistas que cubrían la gira y escoltas chilenos que servían de apoyo. Fue jugado con mucha espontaneidad y sin protocolo. Incluso en dos ocasiones, Fidel cayó al suelo. ¿Cuál ganó? el equipo de Fidel, por tres a dos.
Al mediodía del 14 de noviembre, se arribó hasta la zona minera de Chuquicamata. La siguiente parada fue en Iquique. Allí, Fidel visitó las industrias pesqueras, los astilleros, y a bordo de una lancha, llegó hasta la boya que marca el lugar del hundimiento de la Esmeralda. También se reunió con el equipo chileno campeón mundial de caza submarina, y hacia la noche, en la Casa del Deportista, se jugó la revancha del básquetbol; y el equipo de Fidel volvió a ganar. A la mañana siguiente, se toma el vuelo rumbo a Concepción.

El 16 de noviembre, la comitiva llegó a Concepción. Su primera actividad fue un diálogo con los estudiantes universitarios en el Foro de la Universidad de Concepción. Además, visitó las industrias. Primero, la siderúrgica Huachipato, luego, las minas del carbón en Lota. Ahí ocurrió un hecho … el Comandante quería de todas todas bajar a la mina. Aquello no estaba ni siquiera previsto, demasiado arriesgado. Pero Fidel es Fidel y pese a las reticencias, enfundado en un overol y con el tradicional casco con lámpara, bajó directo al fondo de la mina sobre las 07.50 de la mañana, y retornó sobre las 09.20 horas.
De ahí, tomó el avión para dirigirse a Puerto Montt, ciudad que visitó junto a Salvador Allende. Luego, estuvo en Punta Arenas, donde estuvo con los trabajadores petroleros de Tierra del Fuego. En San Miguel Fidel se reunió con un mar de pueblo frente al hospital Barros Luco, en Gran Avenida, donde se ubicaba una estatua de José Martí. Luego, se dirigió a la estatua del Che Guevara, estuvo ahí unos momentos y emprendió el vuelo de regreso a la zona central: Rancagua, Santa Cruz, y finalmente Santiago.
17 de noviembre. Ya de vuelta en la capital, Fidel tenía previsto hablar a la prensa y aquí es donde tiene lugar ese "famoso y conocido” plan de atentado con el arma dentro de la cámara, el tercero por orden y el primero en importancia y peligrosidad.
Conferencia de prensa en un salón de La Moneda, junto al presidente chileno Salvador Allende, conducida por el periodista Augusto Olivares (quien murió en el palacio presidencial el día del Golpe de Estado al presidente Allende).
Es conocido que la CIA reclutó al terrorista Antonio Veciana Blanch (cómplice en el asesinato de Kennedy) cuando este trabajaba en Bolivia para la archiconocida USAID, 10 meses antes de que tuviese lugar ese viaje de Fidel. Se le propuso encargarse de organizar su asesinato, y le orientó que se realizara durante una conferencia de prensa, y para ello se le aseguró su transporte con las armas hasta Santiago de Chile en un vehículo diplomático norteamericano. Dos altos oficiales de Carabineros Chilenos van hasta Bolivia y hacen contacto para brindar apoyo desde dentro llegado el momento. Entre ellos el Coronel Sepúlveda.
¿Dónde Veciana buscaría entonces el apoyo que necesita? En Miami, por supuesto. Ahí está la gran reserva de matones y conspiradores constituida por la CIA desde hace años. Y Veciana decide finalmente viajar a lo que sigue siendo, hoy día, el santuario del terrorismo continental. Proceden a buscar candidatos, pero todos se dan cuenta de que, al proponerles participar en un atentado contra Fidel, se les pide el suicidio.
Veciana regresa, decepcionado, a Bolivia después de cuatro días. Sin embargo, un nuevo mensaje en clave le llegó pronto, anunciando que habían encontrado a dos individuos dispuestos a sumarse al complot. Y decide regresar a Miami. Las dos personas pertenecían al grupo de otro terrorista Orlando Bosch.
Antonio "el Isleño” Domínguez y Marcos Rodríguez. A quienes se les propiciaron todas las formas para ir a Venezuela, lugar donde trabajaba como "asesor” CIA para la inteligencia venezolana, Luis Posada Carriles, quien se involucra también por orden de sus superiores. Allí, ciertos funcionarios de Venevisión entrenaron a los dos matones para convertirlos en camarógrafos de esa cadena y luego infiltrarlos en esa conferencia de prensa del Comandante en jefe en Santiago de Chile.
Fue la propia CIA, quien sugirió lo de la cámara... y sugirieron hacer el atentado aprovechando una conferencia de prensa, posiblemente las personas que fueran al acto iban a tener que dejar las cámaras en la antesala y las iban a revisar, así que usarían un arma pequeña escondida en cierto sector de la cámara, además de contar con la complicidad de oficiales chilenos. Aquí aclaramos un primer aspecto, no fue una ametralladora, como se ha dicho varias veces. Fue un revólver 38.
Los asesinos llegan a Chile mucho antes para familiarizarse y hacer su papel de reporteros, se rentan en un apto de la calle Huérfanos, en Santiago. Todo listo, faltaba un detalle. ¿A quién se culparía por el asesinato?
En este aspecto también hay contradicciones, unos plantean que se les facilitaron documentos para hacerlos ver como oficiales de nuestra G-2 descontentos y hay otra versión de que se deciden por echarle la culpa a la Unión Soviética... nosotros nos quedamos con esta segunda versión, por sobrados motivos y pruebas.
Se manda al Isleño para que vaya a una casa solamente para preguntar por una dirección... en cuya casa vivía un presunto agente de la KGB soviético, profesor de la Universidad Central de Caracas. El mismo modus operandi que usaron con Oswald el asesino de Kennedy cuando visita la embajada nuestra para solicitar visa, en su intento de involucrar a Cuba con el magnicidio.

El final ya lo conocemos, sabemos que Domínguez y Rodríguez se apendejaron, pero de haber sucedido lo peor de allí no saldrían con vida, hasta el coronel Sepúlveda tenía órdenes de matarlos a ambos para no dejar cabos sueltos. Esa es básicamente la historia.
Hubo otro momento tenso cuando se visita Valparaíso. Había contramanifestaciones, la escolta tenía material pesado, no era chiste. El desplazamiento se hacía con las puertas abiertas de los autos y en una camioneta iba el armamento pesado, hasta lanzacohetes. En un momento, se detuvo la caravana y pudo haber un cierto riesgo de enfrentamiento, pero por fortuna no pasó nada.
Nuestro Comandante en jefe reanudó las actividades algunos días después. El 28 de noviembre por la mañana visitó la sede de la CEPAL y pasado el mediodía, se traslada hasta la Universidad Técnica del Estado (la actual USACH), acompañado de Allende.
Así fueron sucediéndose las jornadas y el Comandante no daba a basto para tantos compromisos, pero no faltó a ninguno. El 29 de noviembre es recibido por multitud de mujeres en el Estadio Santa Laura. Al final, recibió una serie de regalos por parte de las mujeres. Su acto de despedida estaba programado para el 2 de diciembre, en el Estadio Nacional.
Durante esos 24 días, tomó pisco, usó ponchos, comió chirimoyas, jugó basketball y se sentó en la mesa con medio Chile; fue declarado hijo ilustre de Punta Arenas, de San Miguel, se encontró con trabajadores, estudiantes y campesinos y no dudó hasta en conversar con la oposición.
El Comandante en jefe se fue de Chile a las 9.19 horas del sábado 4 de diciembre. De retorno a la Patria, un cuarto plan de atentado tendría lugar durante su escala en el aeropuerto de Lima, la capital peruana, aquí otro apunte, se habla que le dispararían con un cañón calibre veintidós lo que no es cierto. Realmente se planeó lanzarle unos explosivos desde la terraza, pero los encargados se dieron a la fuga y huyeron.
Y existe otro intento, un quinto si la cuenta no nos falla, que se ejecutaría durante la siguiente escala en Guayaquil, Ecuador. Este consistente en disparar contra Fidel desde un avión privado, situado convenientemente cerca al del Comandante. Y debemos hacer otro apunte, se habla de que este falló porque el avión de Fidel no se situó en el lugar que los asesinos pensaban, y no es cierto. Lo que realmente sucedió fue que el propietario del avión desde donde se dispararía no aceptó aparcar su avión cerca del avión de Fidel por las fuertes medidas de seguridad allí.
(…) me estuvieron cazando por todo Chile, por todas partes. Ese viaje fue realmente muy peligroso, porque ese tipo de recorrido en carro abierto, en esas condiciones allí, donde entraba y salía mucha gente. Quizás el viaje a Chile fue uno de los momentos más peligrosos (…) Fidel.
Y volvería en 1996, en el marco de la VI Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado. En esa ocasión el Jefe pisó las calles de Santiago nuevamente.
Así es Fidel.
(Tomado del Facebook de Ale JC Boyeros Comunicación)
Ver además:
Para Alma Camila… quien nos pidió esta historia con anécdota incluida

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Fidel es Fidel
Preciosa crónica del Comandante!!! No pudieron!!!! El viaje a Chile llenitito de riesgos fue un éxito!!!!