A esos hombres que decidieron por fidelidad infinita y vocación sin límites, colocar en un segundo plano su vida propia para velar por la de nuestro Jefe y que dedicaron casi toda su existencia a proteger la integridad física de nuestro padre Fidel.
Es en fecha 22 de agosto de 1958, que un grupo de altos oficiales del Ejército Rebelde sugiere a Fidel la creación de un cuerpo de escolta personal, dada la importancia de su figura para la Revolución. En esa reunión sugieren que el jefe de la escolta sea el capitán «Paco» Cabrera, como reconocimiento al prestigio entre sus compañeros.
Entre aquellos primeros hombres que tuvieron la tarea de protegerlo, se encontraban por ejemplo Cándido González, quien ya venía realizando esa tarea en México, durante la preparación de la expedición del Granma, Universo Sánchez, Luis Crespo, Orlando Pupo Peña, Francisco Leyva Santiesteban "Paquito”, Diego González Pérez "Pineda”, Mariano Camacho Rojas "Marianito”, Mario Carranza "Guatemala”, hasta completar 45 compañeros que formaron la primera escolta del Comandante en jefe, con Francisco Cabrera Pupo "Paco” al frente, responsabilidad que cumplió hasta el día de su trágica muerte.
Este Grupo se encargó de la protección de Fidel durante todo el trayecto de la Caravana de la Libertad, hasta La Habana y continuó hasta 1961, acompañándolo también en sus primeros viajes al extranjero. En diciembre de 1960 se crea la Escolta de Montaña, integrada por ocho combatientes del Ejército Rebelde que pertenecían a la escolta personal, entre ellos Pedro Orlando Pupo y Diego González Pérez. Este grupo asumió responsabilidades hasta los días de Playa Girón, unos en la seguridad personal y otros al frente de Unidades de Combate, pero todos cerca del Comandante en Jefe.

Para los que no conozcan la historia del terrible accidente que cobró la vida de "Paco”, el primer jefe de la escolta, aquí se la contamos…
Sucedió durante el viaje a Caracas, Venezuela. La delegación cubana partió del aeropuerto del antiguo campamento militar de Columbia un viernes 23 de enero de 1959. Salieron tres aviones cuatrimotores con algunos minutos de diferencia. En el primero iban compañeros invitados y el grueso del grupo de la escolta. Y en el tercero, el Comandante en jefe, el resto de la escolta y los demás integrantes de la comitiva cubana, como Celia Sánchez, Violeta Casals, Luis Orlando Rodríguez, Pedro Miret Prieto y otros comandantes y oficiales rebeldes, con las armas cortas a la cintura y las largas al hombro.
El primer avión llegó a Caracas y el aeropuerto de Maiquetía estaba ya repleto de gente. Por la gran multitud, la escalerilla para el avión en que venía el Comandante en Jefe tardó 45 minutos en atravesar la masa humana y situarse en el punto exacto por donde se debía bajar la delegación. Se festejaba el primer aniversario del derrocamiento del dictador Marcos Pérez Jiménez. Y Fidel acudía también para agradecer personalmente al presidente Wolfgang Larrazábal y al pueblo bolivariano la oportuna ayuda en armas y pertrechos a los barbudos de la Sierra Maestra.
A los escoltas que llegaron en el primer avión les pidieron las armas largas para guardarlas hasta el fin de las festividades. Paco y los demás compañeros del primer grupo de la escolta, portaban solo las armas cortas. Pero al llegar Fidel, la gente se lanzó con fuerza inesperada, rompió los cordones policíacos de seguridad y rodearon el avión, para ser los primeros en verlo y darle la bienvenida. Por este motivo a los del tercer avión no pudieron pedirles las armas largas.
Mario Carranza "Guatemala”, estaba subordinado directamente al Comandante Paco, este le hizo seña de que fuera con él hacia la escalerilla ubicada al lado del piloto y el copiloto, para indicar y acompañar a Fidel a bajar.
"Guatemala, ven, acompáñame”, le dijo, y pasaron al interior del avión donde todavía Fidel y algunos de sus acompañantes estaban.
Paco le dice a Fidel: “Comandante, venga para acá, es mejor que usted se baje por aquí”, señalándole la cabina del piloto. Fidel que estaba contento como un niño chiquito, al ver por las ventanillas del avión el volumen enorme de personas esperando, le responde: "Paco, chico, ¿para qué quieres llevarme hacia allí?”,
—“Comandante, para que usted se baje más fácilmente por la escalerilla del piloto…”. “Pero… ¿cómo? ¿Tú estás loco, Paco? ¿Tú crees que yo voy a tomarle así el pelo al pueblo venezolano que me espera por la escalerilla principal?”.
Fidel, sonriente, miró a Paco, le puso la mano en el hombro y se bajó por la escalerilla normal de todo el mundo, de todos los pasajeros. Y al descender, el pueblo no dejó que pusiera un pie en el suelo, lo cargaron en peso literalmente. Por tanto, el vehículo previsto para trasladar al Jefe al centro de la ciudad, no pudo llegar por la presencia de la multitud. Entonces el Comandante en jefe decidió subir a un camión allí estacionado, destartalado y falto de pintura, en el que llegan a Caracas aquel memorable día.
Celia y Paco le indican a Guatemala que se pegara a Fidel y no se separara de su lado durante todos esos días. El regreso estaba previsto para la noche del 26 de enero y llegan al aeropuerto sobre las 23:30. Paco, sonriente y feliz al cumplir aquella misión, tenía tabacos y repartió alguno. A los pocos minutos llegó el jefe de la Revolución con otros compañeros.
Serían cerca de la una de la madrugada. Habían empezado a entrevistar a Fidel casi en la oscuridad y le avisan enseguida que había muerto uno de los comandantes rebeldes. Fidel y todos se dirigen hacia el lugar de accidente. Por un momento se llegó a pensar que era el comandante Pedro Miret Prieto, pero al mirarlo bien se dieron cuenta que era Paco Cabrera Pupo, el mismo hombre que había desafiado los bombardeos de los aviones de la dictadura, yacía muerto por una hélice del avión, cuando se aproximó a la cabina del piloto para preguntarle si traían las armas largas del grupo, que fueron recogidas al llegar a Caracas.

Por fortuna y para dicha de muchossss, con sus 91 años de historias, podemos contar con "Guatemala”, quien ha compartido su testimonio de aquel fatídico día:
"(…) La muerte de Paco fue un drama inolvidable para toda la delegación y los cubanos de aquella época, sobre todo para Fidel y para nosotros, los de la escolta… Fue una terrible noticia para él, quien de inmediato salió para el lugar. Yo estaba allí. Nos alumbraban las luces encendidas del cuatrimotor de la compañía Aerovías Q. Los motores estaban recién apagados. Y en el piso, en medio de un charco de sangre, yacía el comandante rebelde, boca abajo, con su traje verde olivo nuevo de paquete y su cabello brilloso, negro natural. Se veían fragmentos de su cerebro en el piso, muy cerca de su cabeza. ¡Horrenda escena! (…)
Fidel, al reconocerlo, dijo algo triste y cierto: “En esta lucha hemos aprendido a sufrir con firmeza el dolor de la muerte de un querido compañero de armas”.
Al regreso, asumieron esta responsabilidad el capitán Pedro García Peláez y como Jefe de Grupo el también capitán, Pedro Orlando Pupo Peña.

Luego, y tras la creación del Ministerio del Interior, se organizó la Dirección de Seguridad Personal un día como hoy 6 de septiembre, pero de 1961. Abrahantes, León Lima “leoncito” chofer y escolta, Jorge Castro, Eclio Lobaina, Pedro García Peláez, Ramón Valle Lazo, Alberto Vázquez, “Vazquecito”, Marcelo Verdecia, Ángel Fonseca, Emilio Navarro, Marino Díaz, fueron otros de tantos combatientes que cuidaron de Fidel en aquellos tan difíciles primeros años de la Revolución.
Luego les siguieron otros y después otros más, quizás más frescos en sus memorias, y aunque estamos conscientes que se nos quedarán muchos, tenemos el deber de mencionar a un grupo muy cercano, Francis, Canet, Mainet, Angelito, Marcos, Joseito, Fontaine, Mario Lemus, Bienvenido (Chicho) quien fue Jefe de Escolta y junto a Celia, impulsor del Cohíba... Marcelo, Verdecia, Solem, Finalé (Padre e Hijo), Chucho, Jesús, Mergarejo, Rubén (Picadillo), Miguelón, Villa, Nelson, Santos, Cuní, Sotolongo, Baró, Dimas, Guira, Lázaro, Ambrosio, Israelito, estuvieron entre esos otros, donde coincidieron varias generaciones de combatientes igual de abnegados y fieles hasta lo médula con un único propósito: cuidar a Fidel.
Para referirse a todos, nuestro Comandante en jefe siempre tuvo palabras de elogio, de admiración, de respeto y de mucho cariño. Fueron muchas, pero nosotros tenemos nuestras preferidas y son estas:
"(…)Si volviéramos a vivir otra vez, yo estaría muy satisfecho, muy orgulloso y muy tranquilo de poder conocerlos a ustedes y poder contar con ustedes(…)”. Fidel
¡GLORIA ETERNA! para los que ya no están. ¡RESPETO y ADMIRACIÓN!
¡FELIZ ANIVERSARIO!
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Muchas Felicidades!!!! Heroicos y Leales!!!