Así que para esos dos peques que preguntan por Fidel mientras ven con su madre Alma Camila el serial LCB y que, sin proponérselos, han hecho que decidamos compartir esta historia.

Y para aquellos que desconozcan que el primer bandido del Escambray fue capturado por el propio Fidel. Conozcamos dicha operación que tiene lugar un día como hoy 8 de septiembre.

"Operación Barbarroja”

Se agotaba casi la jornada de aquel miércoles 7 de septiembre de 1960 en La Sierrita, poblado que para entonces pertenecía al Regional Escambray, en la antigua provincia de Las Villas. Son casi las 11 de la noche y a esa hora ya la mayoría dormía, como suele ser hábito entre los campesinos. Sólo permanecían despiertos aquellos que, de manera voluntaria o en ejercicio de su afiliación al Ejército Rebelde, tenían el encargo supremo de custodiar los sitios de interés económico y velar la tranquilidad del sueño de la gente.

El hombre destacado en la gasolinera siente que alguien se acerca y da el alto a un individuo que, salido de la oscuridad, viene con un fusil M-1. El recién llegado le dice ser portador de información valiosa relacionada con desafectos a la Revolución y sin dejar de encañonarlo ni un momento lo traslada hasta puesto de mando militar que ocupa el recinto del antiguo Cuartel. En el puesto hay diez soldados al mando del teniente Orlando Socarrás y el sargento Orestes Lemes.

Allí se presenta el detenido ante Inocencio Rodríguez y Rafael Figueredo, de guardia esa noche.
“Soy del G2 y quiero hacer una denuncia”. Le escuchan recelosos, mas cuando el hombre dice estar infiltrado en la banda de Alberto Walsh Ríos, un desertor del Ejército Rebelde cuyo hermano se había convertido ya para entonces, en connotado bandolero con crímenes en su haber.

La atención crece cuando conocen que el grupito contrarrevolucionario tenía en planes atacar los objetivos económicos de La Sierrita, la ya citada gasolinera, un banco de transformadores eléctricos y la carpintería; así como tirotear el asentamiento para que cundieran el pánico y la confusión entre los pobladores. El agente identifica a los colaboradores de la zona, en cuya detención se procede de inmediato para cortar un eventual apoyo y dejar a los bandidos aislados en la Loma de La Bartola, sitio donde acampan en casa de unos campesinos, a escasos kilómetros del pueblo.

Tras el interrogatorio al "detenido” aquella noche, el teniente Socarrás acompañado del soldado Figueredo, parte para Cienfuegos, donde radicaba la Capitanía. No había para entonces ningún medio de comunicación y se trataba de la posibilidad de capturar a los bandidos. Al llegar, no encuentran a José Antonio Borot, el oficial de enlace que atendía las actividades militares relacionadas con la montaña y les dicen que está en el Hotel Jagua, en reunión con una visita del Alto Mando.

Siguen hasta el Hotel, pero les cortan el paso. Resulta que allí estaba hospedado el Comandante en jefe, quien había llegado en la tarde procedente de Santa Clara, un oficial irrumpe en la habitación donde estaba reunido Borot con el alto mando y le dice que lo procuran con urgencia que se trata de un asunto de “alzados”, el propio Fidel interrumpe la reunión y pide que los hagan pasar. Le narran al Comandante los hechos, pormenorizadamente, y tras responder todas las preguntas, el comandante les dice: “Vayan para La Sierrita, si entra la pequeña banda de tres integrantes, porque el cuarto resultó ser el infiltrado, no los dejen salir del pueblo, que nosotros vamos para allá”.

Serían las 2:00 a.m. cuando Socarrás y Figueredo regresan al pueblo con la noticia de que Fidel en persona venía a dirigir la "Operación Barbarroja”, como fue nombrado el operativo de captura. Fidel llega como a las 4:00 de la mañana, acompañado de cuatro o cinco hombres, y desde el estribo del jeep preguntó cuál era la situación. Allí mismo estableció un diálogo con el cabo Ramón Hernández Placencia, a quien le apodaban "El Abuelo” por ser el más experimentado del grupo.

El Comandante en Jefe indaga: “¿Dónde están? ¿Cómo es el lugar? ¿Quién es el que mejor conoce la zona?”.

A lo que el Abuelo responde: “Inocencio es quien mejor conoce la zona, Comandante”.

Inocencio interviene y le comenta: "Comandante, a esta hora ya esa gente voló, no deben estar ni por todo eso” … Fidel con esa visión, olfato o institución le insiste: “No, esa gente está ahí, y van a esperar a que amanezca para salir, y le tenemos que cortar la retirada por la retaguardia”.

Testimonio de "Mora”, protagonista de aquella acción…

“Arrancamos por el camino indicado por Fidel, que era el más largo, siete u ocho kilómetros, aproximadamente. Íbamos Humberto Valladares, Benito López Tornés, Inocencio Rodríguez y Ángel Díaz, conocido por "La Vieja”. Fuimos en jeep hasta Monforte, que queda a una distancia aproximada de dos kilómetros desde La Sierrita; el resto del camino lo recorrimos a pie. Con el cabo Abuelo de guía, Fidel y el resto de la pequeña tropa se acercaron por el frente de la loma donde estaba la casa. Los dos grupos llegamos al mismo tiempo, los sorprendimos, y todo ocurrió muy rápido, se rindieron tras un intenso intercambio de disparos.

Como había informado el agente, se trataba de Leandro Alberto Walsh Ríos, alias Barbarroja, desertor del Ejército Rebelde, y dos más. A ser capturado, insistía que él solo trataba de rescatar a su hermano Sinesio, connotado asesino, que no eran alzados.

Entonces Fidel se le encara y le pregunta: ¿Y tus acompañantes? Ahí mismo se derrumbó. Eran dos ex casquitos del ejército de Batista, Oscar Pérez Martínez y Jesús Azpirú López.

"No se me olvidará nunca que la mayor preocupación de Fidel eran los niños. A la hora de la verdad se armó tremenda confusión, se escuchaban los gritos de la mujer de la casa, las ráfagas, y el llanto de los vejigos, pero quién más alto se escuchaba era él diciendo: ‘¡cuidado con los niños!, ¡cuidado con los niños!’ y lo repetía una y otra vez en una constante preocupación por la integridad física de los pequeños”.

Tiempo después resultó capturado Sinesio Walsh Ríos, condenado a pena de muerte por los crímenes cometidos. A Barbarroja le fue aplicada una sanción de 30 años, quien también tenía la agravante de ser un traidor y porque quizá su captura a tiempo no le permitió mostrarse como el bandido que “prometía”.

Por los servicios prestados, una de las pistolas que portaban aquellos bandidos, se la regaló el Comandante a "el Abuelo”. Y fue allí, conversando incluso con la familia que le brindó protección a los bandidos y con los participantes en la operación, que Fidel pronunció la histórica frase de:
"Si una aguja cae en el Escambray, una aguja encontramos”.

En 1975 y luego de 15 años, "Mora” volvería a compartir con sus compañeros de la “Limpia”, y hasta "el Caballo de Mayaguara”, ese mítico combatiente de LCB, y del que todos hablan y asocian con el personaje del Gallo, sería otra vez su camarada de trinchera, pero ahora en la selva angolana.

Agradecimientos especiales a los amigos del Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado y a Luis Rodríguez Hernández, jefe del Buró de Bandas del G-2 en la zona norte de Las Villas.

(Tomado del Facebook de Ale JC Boyeros Comunicación)

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