Foto: Avenida Italia/ Facebook

Hace pocas semanas descubrí que los sábados casi toda la calle Galiano, en el municipio de Centro Habana, se llena de toldos con mostradores, donde negociantes venden diversidad de productos importados que pueden ir desde vestuarios hasta lo que menos pueden imaginar, incluyendo comestibles, e incluso las tiendas estatales aledañas también se suman a la venta de sus mercancías.

Nunca compro, pero voy puntualizando los precios que al paso descubro en un mismo producto. Por ejemplo, algo tan demandado como el paquete de cuatro rollos de papel sanitario tiene precios de 500 cup, 450, hasta 400, Y es cuando cuestiono si el que oferta a 400 pesos tiene ganancias por qué los demás venden más caros.

Y así otras opciones que hacen pensar que los precios se pueden bajar. Solo hay que dar el primer paso, porque particularmente no entiendo eso de que los suministradores no son los mismos. ¿Tantas personas salen al exterior a comprar la misma marca de papel sanitario? ¡Qué casualidad!

También lo podemos ver en el boniato, cuyos vendedores lo tienen a 40 pesos la libra, otros a 50 y hay quien lo vende a 35.Y qué decir del pan. Mipymes que venden a revendedores, lo que traduzco en que la harina puede ser de precio alto pero, ganancia de por medio, me toca a mí desembolsar.

Así fui pensando por toda la calle Galiano. Ejemplo, las ventas de garaje con ropas de uso y costos súper altos que al igual que la ropa reciclada se ajustaron precios en este caso pueden ser controlados. Sigo caminando la calle Galiano y pienso que no podemos seguir dilatando en que hay que analizar costos y precios, ya es hora de comenzar a caminar, el primer paso es el más difícil, pero hay que darlo. Y así dejaré de escuchar las repetidas frases que desde el amanecer inundan las calles, los precios no bajan, qué abuso, qué piensan estos vendedores.