
Indiferencia y poco respeto por la propia vida y la del prójimo vemos todos los días. Sean familiares, amigos o simples desconocidos, ellos desandan, con nasobuco colgante cual pañoleta, sin importarles e ignorando el peligro al cual se exponen, y arriesgan en su tozudez al resto de aquellos que, por desdicha, están en su camino.
Desafían como juego de azar a las autoridades, y transitan en un sube y baja de esa elemental protección, sin pensar que, al tocarlo, una y otra vez, aunque la primera ya podría ser suficiente, le hacen un regalo de vida o muerte al virus.
Marchan risueños, retando al destino, seguros de que no les va a tocar, y que, si lo hiciera, pues así estaba escrito. Son amantes de una ruleta rusa que perjudica a muchos, sin importar los esfuerzos del país, ni los recursos que invierte en una enfermedad altamente contagiosa y que, por desgracia, a veces, cuesta la vida.
No les interesan en absoluto las horas empleadas por médicos y personal de Salud en la zona roja, haciendo lo imposible por salvar vidas; ni les afectan los gastos enormes en cada paciente o sospechoso; cuánta inversión se hace día a día, sin que cueste, toda esa atención y desvelo, un solo centavo al doliente.
Sin conciencia alguna del daño, siguen aventurando incluso a niños, a lactantes, a una enfermedad bien triste y agresiva.
Por ello, las multas, la ley, debe caer con gran peso sobre la más mínima negligencia. No debemos permitir este juego de dejadez y muerte. No puede haber descanso y siempre debe estar el ojo avizor tanto de la autoridad como de cualquier persona que contemple tanta indolencia. No nos quedemos impasibles viendo cómo algunos echan a perder la obra y el tesón de muchos.
Estamos convencidos de que podemos lograrlo, pero para ello debemos ser implacables con quienes entregan su vida y la de otros a esta fatal enfermedad.
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Lamentablemente no se están aplicando realmente las multas correspondiente,yo por ejemplo tengo que salir casi a diario a comprar algo de comida para mi casa y en mi camino nunca he visto aplicar una multa y ME he encontrado con muchísimas personas usando indebidamente el nasobuco,aglomeradas e incluso bebiendo y fumando. Pienso además que debemos ser más severos al respecto e incluso pienso que a quien se le apllique dichas multas y no puedan pagarlas porque realmente su monto es elevado,se les ponga a hacer trabajo comunitario,a limpiar en los hospitales,las calles,los parques etc que bastante falta hace.Si segumos como estamos las consecuencias desgraciadamente las vamos a pagar bien caras,llegaremos a colapsar y para eso realmente no creo que falte mucho....Mano dura para que no tengamos que pagar justos por pecadores.
Que se aplique la ley de emergencia por indisciplina social.
Muy de acuerdo con su comentario, sé que todos los dias en la calle O'Farryl y Sacó en 10 de Octubre hay una veintena de niños y jóvenes bailando reguetón en la calle por las tardes , en presencia de padres y otros familiares y no he visto ni policías, ni médicos llamando la atención, porque pienso que todas las entidades involucradas no están haciendo correctamente su trabajo, incluso nosotros como ciudadanos a veces tememos a las reacciones de esas personas y no le llamamos la atención y lo reportamos. Ya no veo las acciones de la PNR como al principio de la pandemia y eso es precisamente Pensemos en todo esto, una vez más
Un lindo y sentido artículo a fair de la vida. Al leerlo me sentí muy identificada con quién lo escribe. En estos momentos por ejemplo me encuentro en un cerco del cual no puedo salir en mi barriada del Cerro, en calle Zaragoza entre Calzada del Cerro y Manila y lo atribuyo a la negligencia de muchos de mis vecinos que actúan desafiando el virus y andan sin nasobucos el día entero en la calle conversando de esquina en esquina. Se enfermaron los ancianitos del hogar de ancianos, los trabajadores del hogar, entre ellos tres vecinos de la cuadra que a su vez transmitieron el virus a muchos que se creen infalibles en nuestro barrio, y este es el resultado un evento que conllevó al cierre. Me apena mucho ver a los policías parados en la esquina de noche con frío cuidando la vida de otros y ver a los que están trayendo comida para que podamos estar aislados y nosotros aquí incluidos los negligentes que todavía no se quieren poner en nasobuco y quieren violentar el orden que se establece viviendo de la bondad de otros. Es sencillamente indignante. El peso de la ley para quienes irrespetan el derecho a vivir saludables no debe hacerse esperar!!!
Muchas gracias Miladis y aprecio que le haya gustado el comentario. Yo estoy de total acuerdo con las opiniones que aquí han expresado los lectores.
Gracias a todos los que han tomado algo de su valioso tiempo para expresar sus opiniones y dar criterios con mucha conciencia del problema y de manera certera. Siempre quedamos deudores de esa retroalimentación que nos enriquece. Entre todos, de seguro, podremos lograrlo.