Foto: Tomada de ACN

Un grupo heterogéneo aguarda a pleno sol todos los días, es raro ver pocas personas. A unos tres metros de la acera una mujer abre la puerta de una entidad y solicita la entrada de algunos, quienes generalmente en el tiempo que aguardaron,( más de dos horas), especulan, sin saber, qué sucede antes de traspasar la puerta. Adentro, la mayoría mujeres trabaja como se dice en buen cubano de “sol a sol”. Solo se levantan para almorzar. Y hay que señalar que es raro ver un sitio de trabajo vacío. Ellas al igual que quienes hacen cola afuera enfrentan los embates de la Cuba actual.

El Banco Popular de Ahorro, de la zona uno de Alamar, es de obligada visita por la rotura de la casi la totalidad de los cajeros automáticos, lo que obliga mantener la disciplina y el silencio en un lugar reducido para la cantidad de servicios que a diario se ofrece. A ello se suma que en todo este reparto hay solo dos entidades financieras, distantes por demás de una gran parte de su población quienes generalmente deben vencer los tramos a pie.

A estas personas las observo cada mes cuando entro, a veces en más de una ocasión, por estar marcada la cantidad a erogar. Pruebe usted pararse ante un ventanillo de una caja y no emitir una palabra y la persona que la recibe le dirá un saludo con la mejor de la caras, le explicará las nominaciones de billetes que le puede ofrecer, cómo desea llevarlos incluido menudo, para que usted decida. Y está la otra cara de la moneda, nadie quiere llevarse un “bulto “de billetes muy usados, maltratados por el tiempo que le roban horas en su casa cuando los tiene que distribuir según sus fines. Y quienes esperan a pleno sol cada día para entrar al banco especulan, hablan de la tardanza, piden que se trabajen todos los sábados y domingos olvidando que en una época fue así, y que en tiempos difíciles ellas han vuelto los domingos, Y a veces he preguntado ¿ustedes en sus centro laborales trabajan como las mujeres de este banco?. Porque yo nunca he visto una tertulia entre ellas.

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