
Algunas madrugadas, un olor fuerte obliga abrir las puertas tratando de descubrir de dónde proviene ese humo que parece de carbón, de algún químico sin identificar y a la mañana siguiente descubro que alguien prendió fuego a la basura, ¡¿sin comentario!?
Cada día veo más lejano la limpieza de los alrededores de los edificio en este reparto, Alamar, donde además, cuando los camiones de recogida hacen sus trabajos, tal parece que es un favor por el reguero de basura que dejan...
Tocan a la puerta, voy despacio a observar, porque no abriré si es el trabajador de salud pública que tiene que revisar los envases por si hay Aedes aegypti. No traen abate y dicen: “Deme el visto para reportar la “visita”, sin haber revisado nada, firman, dan las gracias y se van.
En esta ocasión es una vecina a quien abro y dice: ¡Ay, desde agosto del pasado año solicité una inscripción de nacimiento y aún no está!, respondí: “Ese es otro mal sin cura”.
Vas al banco a cobrar y hay que señalar que ahí se trabaja intensamente, todas las horas, pero no hay satisfacción ciudadana, al parecer poseen billetes de cinco, diez y veinte pesos: porque se han convertido en los "menudos" de mayor circulación.
Imagine a un anciano, custodio de su pensión, contando esos billetes que de tanto circular se adosan y a veces tiene que volver a detallar. Sin contar que todos los días no dan la misma suma y si hace cola en la CADECA -es común en Alamar que la conexión falle- y el máximo a pagar no sobrepasa los dos mil pesos.
Vas a la empresa eléctrica a dejar un fondo para despreocuparte de la factura por un tiempo y si la conexión falla..., y puede ser que te descuenten, pero no se hace efectivo el pago y perdiste la cola, debes esperar 72 horas para que el banco te retribuya lo que tomó por un fallo en la conexión.
Y ante tantos tropiezos, hechos cotidianos las personas ven en el periodista el posible vínculo con los decisores y administrativos. En silencio me he cuestionado: A mí, ¿quién me responde?
Ver además:

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Muy eficaz , prácticamente una foto de el país en blanco y negro (sobre todo negro...) , un saludo
Como siempre, acertado su escrito sobre las incomodidad con las que vivimos. Acá en el Consejo Pueblo Nuevo de Centro Habana, solo he visto que se ha recogido la basura,en las últimas semanas, en el punto de recogida de Benjumeda y Placencia, dónde casualmente vive un trabajador de comunales que maneja un montacargas. Está semana le prendieron fuego 2 días al punto de recogida en Placencia y Santo Tomás, a una cuadra de dónde recogieron aisladamente. La calzada de Infanta hace como quince días que no tiene quien barra la calle, dónde existen varias mipimes y vecinos indolentes que su cesto de basura es la calle. Ignoro si le pagan muy poco a los que desempeñan está tarea tan importante y no requiere combustible. Los medios y pesetas, tan importantes para pagar el pan nuestro de cada día, desapareció la mayoría del tiempo en los bancos. Si se da la orientación que se cobrará el pan a menor precio por ser más pequeño, ¿Temporalmente?, debe de orientarse que exista menudo en los bancos, para no tener que pagar el pan a un precio establecido, ya que en la panadería no tienen cambio casi nunca. Usted no podrá que la escuchen, pero espero que se lea este comentario y alguna vez se resuelva algo.
Y todavía existen los fumigadores del Aedes, porque en mi barrio del Vedado después de la Covid, ni a pedir el visto. El tema de la basura no tiene para cuándo acabar y el de los Bancos y cajeros menos.
Tampoco escuchan en el Gobierno de Centro Habana, el reclamo del derecho humano al descanso nocturno. La bulla, que generan los clientes que disfrutan de los servicios de los establecimientos nocturnos además de los decibeles inalcanzables de la música de las bocinas de transeúntes, bicitaxis, autos y motos no dejan disfrutar a lis vecinos de la calle Galiano entre Virtudes y Concordia del buen descanso nocturno. Nadie nos escucha. Los establecimientos cierran sus puertas al público después de las 3 am y 3 hiras después es la hira de despertar para salir a trabajar y lis niños a sus escuela Nadie escucha que necesitamos ser escuchados. Nuestros decisores guardan eterno silencio.
Y si pregunta ¿por qué? A cual cualquier cosa es mal visto