
Conservo, nítidamente, la imagen de animales de corral, colgados en los árboles en la ribera del río Bitirí, cuando pasó el ciclón Flora por el oriente del país. Por estos días los recuerdos se hacen presentes después del reciente paso del huracán Oscar, con su carga destructiva, fundamentalmente, sobre la provincia de Guantánamo, y la posterior avalancha solidaria que demuestra la unidad de los cubanos en su respuesta de ayuda espontánea a los más necesitados.
Entonces, como ya es tradición, brigadas de linieros y especialistas del sector eléctrico iniciaron la avanzada hacia aquella región del país. Ahora, toca a los habaneros recibir desde aquellas y otras provincias, el apoyo de los eléctricos para restablecer los daños causados por el huracán Rafael, en esta parte del archipiélago. Esto le comenté al director de nuestro periódico y me dijo: “Escribe sobre eso y la cultura que adquirió este pueblo de preservar las vidas de personas, de los animales y proteger los recursos materiales, ante los diferentes niveles de llamados sobre la alerta ciclónica”.
El ciclón Flora hizo un lazo que destruyó vidas en la antigua provincia de Oriente, con daños terribles. Evoco la construcción de la presa Nipe, de la cual el Bitirí era un afluente. Así se fueron represando las aguas y disminuyendo las crecidas sobre poblados y caseríos cercanos a los cauces.
Se organizó un programa por la Defensa Civil, tan completo, que integraba a los radioaficionados, la entonces Cruz Roja, organismos de masas, hasta llegar a los vecinos: protagonistas de esta gran movilización recuperativa, tras el paso de cualquier fenómeno meteorológico.

Es normal ver, cómo, ante un aviso de alerta ciclónica, se alistan los medios de transporte, policlínicos, hospitales, centros de evacuación de personas, las brigadas médicas y se preservan los bienes. Un minucioso programa que cuenta, en primer lugar, con la asistencia de los miembros de los Consejos de Defensa (en los niveles correspondientes) para realizar recorridos; incluso junto al Presidente del país y todos los jefes de los principales organismos e instituciones que participan en la evaluación de los daños y la restauración de las “heridas” causadas por el evento meteorológico.
Una colega me comentaba, antes del paso del huracán Rafael, que dormiría con short, por si acaso. Le respondí que debía tener en cuenta los documentos y aquello que resultara necesario para una evacuación rápida. Vivo cerca del mar y, aunque nunca ha sucedido nada, es temporada ciclónica y debemos estar preparados y alertas. Preservar la vida de cualquier ser humano es vital.
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