Un vecino grita: ¡Maura! y ofrece una mano de plátanos burro para que haga fufú en el desayuno porque a falta de pan… Voy por la acera del frente del edificio y de otro balcón una joven dice: “Ana mi mamá hizo frijoles colorados por si no has almorzado”, doy la gracias, llevo en una mano un pozuelo con ajiaco ardiendo de calor. Es este octubre de 2024, húmedo -que unió la lluvia de la temporada- con ese bloqueo que vi llegar y empeñado en hacernos desaparecer provocó este apagón nacional.
El vecindario desconoce que estoy sin el gas licuado y ahora tampoco la corriente eléctrica. Ofrecen lo que tienen como en otros tiempos, porque a esta guajira le encantan las viandas y los caldos. Nunca he cantado y de pronto tarareo esa canción que dice: “…vivir en Cuba, para ser cubano hay que sentir a cuba”.
En los bajos hay bulla por el juego de una pelota de futbol desinflada que los vecinitos tratan de patear cada vez que hay una escampadita. No aceptan el aburrimiento. Tocan a la puerta y es la mujer de los altos, “sé que no tiene gas y te apunté en la lista, hay que rectificar a las siete de la noche”. Eso somos nosotros.
Una colega quiere que escriba en Tribuna su testimonio, y dice que hace tres días trata de comunicar. Le respondo que la planta telefónica es tan moderna que cuando no hay electricidad no funciona. No tengo conexión
Entonces recibo este SMS: Florería Obsequio, de 14 y Zapata en el Vedado, la joven Yaimel y su equipo de trabajo pusieron su planta eléctrica de forma gratuita para que las personas recargaran sus celulares. Y la librería “Cuba literaria” de 24 y 19 también ofreció el servicio.
Grito a todo pulmón “vivir en Cuba, para ser cubano hay que sentir a cuba”.
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Mi opinión personal creo que es la excepción en estos tiempos Muchas gracias Continuará
Así somos los cubanos, ante grandes problemas grandes soluciones con la solidaridad que nos caracteriza.
La periodista nos lleva en sus crónicas a mirarnos por dentro. En este comentario nos recuerda el porqué resistimos y enfrentamos los desafíos sin perder esa esencia solidaria que, por tradición, nos caracteriza a la mayoría. Gracias por su comentario.