“Deseo escribir un comentario sobre el precio de los viajes dentro del reparto Alamar y deseo saber a cómo es el pasaje por los tramos marcados por ustedes”. El dueño del triciclo accedió a responder y dijo: “Nadie ha fijado el precio del pasaje, cobras como desees, desde 50 y hasta cien pesos”. Mucho dinero respondí –pensando en aquel pasaje donde Ulises engaña al gigante que trata de saber su nombre con aquella respuesta en la cual el sujeto está indefinido bajo la palabra “Nadie”.
Sucede que, al dividir las distancias, en este reparto, en varios recorridos, puedes abonar por el pasaje de un viaje de ida hasta uno de sus extremos, hasta doscientos pesos. Solo un ejemplo: usted puede necesitar un ultrasonido o asistir a la consulta con el optometrista y debe ir a otro policlínico porque el de su área no dispone de estos servicios y como el transporte urbano es difícil, no queda otra que apelar a esos triciclos “sin control” de una tarifa por tramos porque tienen la patente de “Nadie”.
El transporte esta difícil en la toda La Habana; no obstante, considero que Alamar requiere una mirada muy particular, en cuanto a estos servicios, si tenemos en cuenta la cantidad de residentes en este territorio donde las áreas urbanas están repletas de edificios multifamiliares.
Nuestro vecino más cercano, Guanabo, sostiene la transportación con rutas de ómnibus que pasan distantes de cualquier área del reparto (por la avenida principal) y -por supuesto traen pasajeros de las recogidas en su trayecto- obliga a requerir de medios de transporte, intermedios, o locales para satisfacer la movilidad de la mayoría de esta población.
En cualquier parada de Alamar puede esperar usted hasta tres horas porque el P11, con destino al centro de la capital, y el P3, durante sus recorridos por municipios del sur capitalino, disponen de uno o dos carros y si alguno se rompe…, se agrega más tiempo de espera a un servicio que supera la hora y media entre un extremo y el otro, por citar sendos ejemplos.
La ruta C7 que enlaza a Guanabo con el reparto Camilo Cienfuegos y recorre parte de Alamar, dispone de pocos viajes diarios. Igual sucede con la ruta 26. La mayoría de las personas opinan que estos triciclos eléctricos deberían extender el recorrido hasta el reparto Camilo Cienfuegos y una vez en la parada que llamamos del “Naval”, podríamos acceder al trompo que, desde el Camilo Cienfuegos, cruza el túnel o disponer de una variable de transportación que traslade al centro de la ciudad, con el apoyo de los eficientes inspectores estatales del transporte.
Pudiera preguntarse: ¿Y el regreso a Alamar? En mi opinión trate de no esperar la caída de la tarde para regresar. Ni siquiera las tres rutas de Gazzelles, que por supuesto alivian, resultan una variable para quienes viven cerca de sus paraderos porque de lo contrario ¿Cómo llega hasta la cola? Reitero el transporte está difícil, pero Alamar necesita de una mirada particular, porque tiene una de las más grandes poblaciones municipales ubicadas lejos de los centros laborales, estudiantiles, en el otro extremo de la ciudad.

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Muy acertado el artículo,vivo en alamar y es una odisea diaria llegar y regresar del trabajo,he pagado en triciclos hasta $200 en total x tramos desde el semáforo de Guanabacoa hacia alamar y ni hablar q cuando logras q un estatal te lleve descaradamente te dicen $200 hasta el intermitente y dsps de 3hrs en una parada uno saca hasta las pesetas con tal de llegar a casa a seguir la faena diaria,de las gacelas ni q decir cuando logras q una te pare tienes q correr y velar q no te empujen y t tiren para lograr cogerla,x favor girense para alamar q casi toda su población trabaja fuera del municipio y somos ninjas tratando de llegar
Es complejo, bien complejo hacer funcionar esta, La Habana de todos los cubanos. En otros momentos cuando era el "periodo especial", ahora creo que le llaman "economía de guerra", la gente contaba con bicicletas, pero nadie recuerda que fue una solución.
La culpa no es del chofer del triciclo sino del gobierno en general que no toma medidas con eso.y si lo hacen se burlan porque no hay respeto ni disciplina y asi no vamos a ningun lado.
Existe un descontrol total del parque vehicular del país de cualquier sector por el ministerio que tiene que regirlo, a base de redes sociales no se resuelve lo que la población está reclamando desde hace décadas, todos los recursos puestos por el estado, ideas, estrategias y un largo etcétera al final van a parar al olvido a veces intencional para después aparecer la mano privada como la solución a todos nuestros problemas y el transporte es el más claro de los ejemplos conocidos, todas las opciones como las de los bicitaxis, triciclos, gacelas pérdidas en las sabanas del combustible con sus parientes cercanos los taxis Ruteros y demás familiares de color amarillo que circulan en nuestras calles de la ciudad bajo la mirada atónita de las personas que les hacen mil señas y no paran a nadie pero circulan bajo el beneplácito de su órgano de control con combustible comprado a precios mayoristas que no ha cambiado su valor y sin embargo los precios de pasaje si. Hasta que no se intervengan el organismo rector junto con todos sus grupos empresariales el problema de la transportación y la movilidad en sentido general no solo en la capital sino en todo el país va a seguir al garete sin soluciones a corto, mediano y largo plazo.
La situación del transporte es crítica en Alamar, a mi juicio lo que más afecta es la pésima gestión de las autoridades, todas, el partido, el gobierno, transporte como institución, todos sin excepción. En el pasado un inspector amarillo paraba todos los vehículos estatales con capacidad y transportaban, hoy pasan cientos de vehículos estatales de todos los portes y los azules de ahora solo los saludan o los ignoran. Se ha cultivado con raíces muy profundas el ignorar las necesidades de la población por los que han sido electos o designados para atenderlas