Foto: Raúl San Miguel

Cuando las computadoras llegaron, recuerdo que compañeras mayores de edad, en nuestra redacción del NTV, se resistían a abandonar la máquina de escribir, hasta un día que el jefe recogió todos aquellos artefactos obsoletos.

Después -cuando las tarjetas magnéticas, para facilitar el servicio de extracción de dinero, aparecieron fuimos de los primeros en recibir, con alegría el nuevo sistema de pago.

No sería necesario llevar consigo los billetes en efectivo. Resultaba un notable avance acceder desde cualquier cajero automático y resolverías la cantidad de dinero necesaria.

Por el motivo, cualquiera que haya sido, nos condujo a la situación actual y dejó como historia antigua aquellos tiempos. Cobrar el salario se ha convertido en una ruta serpenteante.

En las bodegas, a pesar de la orientación de colocar el código QR, no está disponible en todas las unidades de comercio, y solo si llegan los cigarros o varias mercancías tal vez tenga suerte si otra persona no se ha adelantado y deja la imposibilidad de cobrar el vuelto por lo cual no recibe todo su dinero.

Los cajeros, hay algunos ,"durmiendo" en espera de piezas o tal vez de dinero, y si algunos funcionan, la mayoría de veces, las colas son interminables o falta el fluido eléctrico y en ocasiones los billetes son de baja denominaciones o dan cantidad limitada y la espera es agobiante o sencillamente amaneció sin dinero.

Es cierto que las cajas de los bancos son rápidas, pero…. Usted no sabe si le van a pagar el dinero que usted necesita porque muchas veces está limitado, cada día es una sorpresa y la tan bienvenida idea de trabajar todos los sábados y media jornada los domingos ya "desapareció". Este servicio retornó a sábados alternos.

Otra opción es la Cadeca, que generalmente en Alamar, solo hay una persona pagando y cuando menos lo imagina avisan que se cayó la conexión.

Y dejé para el final, que durante su odisea en el banco, usted puede salir con un paquete algo grande de efectivo porque los billetes que abundan son de cinco, diez y veinte pesos.

Cada mes es para mí una incógnita que para despejar se requiere de muchos pedacitos para garantizar el funcionamiento de esa cadena salario-cobro-banco-­pagar los servicios.

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