Foto: Alex / Archivo Cubadebate

Compro, luego de cerciorarme de la marca, volumen y grados de la cerveza; a fin de compensar la calidad de la oferta con el importe. Observaba esos detalles cuando una voz me sacó de los cálculos. “Periodista si compra diez, le bajo el precio”. ¿Es una dádiva?, inquirí .“No tengo intermediarios –respondió-, voy directamente a la zona franca del Mariel a comprar. Haciéndole esa rebaja tengo ganancias”.

Este cuentapropista vende varios productos cuya diferencia de precios -en comparación con otros dueños, de las llamadas Mipymes- le suma consumidores. Por ejemplo, un paquete de pollo de 10 libras cuesta 300 CUP menos que en otros establecimientos particulares que crecen como hongos en la geografía comunitaria de Alamar, de los cuales averigüé, también compran en el Mariel.

Y es cuando pregunto y no encuentro respuesta: ¿Qué y quién está detrás de un precio? Así 500 gramos de cualquier pasta (largas o cortas) la oferta de venta oscila entre 300, 350 y hasta 400 CUP. Pero no es solo en cuestiones de productos importados, cuyos dueños alegan que buscando el dólar –a la cual consideran la moneda referencial- siempre algún impuesto que pagar en cuanto a compra o venta.

Lo cierto es que si nos colocamos del otro lado de la balanza, podemos comprobar que alimentos necesarios en una dieta no se muestran con precios accesibles, ni siquiera casi al final de la temporada de mayor producción. Marzo, rico en variedad de vegetales, apenas registra una imperceptible baja de los precios comparado con el principio de la cosecha, lo cual hace pensar que hay quienes calculan qué y qué cantidad sembrar para mantener altas ganancias. Lo cierto es que seguiré de curiosa kiosko por kiosko observando; pero ojo, siempre iré primero al vendedor que dijo “yo vendo a menor precio y siempre tengo ganancias”. A ese expedidor no lo puedo perder.

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