Foto: Gabriel Valdés Valdés

Patrimonio histórico y natural de La Habana es el Zoológico de 26. Este sitio merece ser preservado y mejorado para conservar en buen estado ese oasis con gran significado histórico.

Lugar de deleite y paz, de alegría y risas, donde se puede apreciar la belleza de su arquitectura, la flora y la fauna. Amado por muchas generaciones de habaneros, guarda los recuerdos de la infancia y muy gratos momentos.

Constituye un orgullo para La Habana y una atracción muy popular, la cual, por lo mismo, necesita todo el apoyo de las autoridades competentes y el respeto de los visitantes, para garantizar su sostenibilidad y belleza. Un deleite para los niños de la capital con sus grandes parques que hacen las delicias de los pequeños.

Desde el pasado siglo, generaciones completas han disfrutado de ver a los animales, jugar en los parques, y pasear ese espacio tan singular y atractivo, hasta para los mayores, deseable.

En aquel lugar los niños aprenden, se divierten y sueñan. Su accesibilidad y cercanía es primordial para ser favorito. Allí se encuentran recibiendo a los visitantes los venaditos de Rita Longa, un símbolo significativo y apreciado por todos.

El zoológico tiene una arquitectura singular, posee dos lagos con una isla de Cuba en miniatura. En medio del bullicio de la ciudad, podemos respirar aire puro y escuchar el canto de los pájaros y relajarse, leer o estudiar. También es un área de encuentro y convivencia, donde compartir con la familia y los amigos, y recordar los momentos felices de la infancia. Es un tesoro que merece el esfuerzo conjunto para que continúe como uno de los principales y más anhelados espacios de nuestra Habana.

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