Foto: RSM

Éramos cuatro. Dos mujeres adultas mayores y dos hombres. El más joven de los dos, por sus zapatos y textura rugosa de las manos supuse era de un trabajador de algún oficio de esos que decimos duro.

Estábamos en un taller de post venta de equipos electrodomésticos, a la espera de un técnico para preguntarle por el funcionamiento de dispositivos que desconocíamos y cuyo diagnóstico no especializado lleva el calificativo genérico "roto" o cuando más, esperanzador: "Lo conecté y no funciona".
De pronto el otro hombre, algo mayor, comenzó a hablar que si su esposa -colaboradora de la Salud- le había mandado una lavadora y no lavaba como debía; que si no sabía ,que si esto, que si lo otro, que si este país...

Todo era negro, en sus rotundas y absolutas referencias. Estaba pensando cómo le respondía cuando el hombre joven sin alterarse, dijo: ”Cuando los vecinos del frente nos dejen tranquilos seremos otros. Esa lista de patrocinadores del terrorismo hace daño, ellos tienes un negocio con la política no nos van a quitar el bloqueo, debemos seguir, trabajando. "Imagínese, solamente si los científicos no hubieran hecho las vacunas, hubiéramos muertos todos. ¿Fueron como tres mil muertos, no...? Lo sentimos.

"Pero le digo , de Fidel no haber tenido esa idea de la biotecnología no estuviéramos aquí".Y yo pensaba qué lección de buen hablar, de pausado de conocer a su país ha dado este hombre. El que protestaba quedó en silencio se levantó y se fue sin saber cómo lavaría .Cuando los tres que quedábamos estábamos en nuestra cavilaciones el hombre joven dijo “tanta queja y tiene un Lada para moverse, no sabe cómo andar en guagua”. Y esta periodista salió del taller diciéndose qué lección ha dado este joven. Llegué a casa con rabia , hacen faltas más personas como ese hombre joven y decidí contarles esto, pero olvidé donde estaban mis espejuelos, aumenté el nivel de las letras y cuando volví a la cocina ahí estaban mis gafas de umento esperándome.

Otras informaciones:

Interruptor en off