Foto: Alex Castro

Doy gracias a todas las personas que leyeron el comentario que bajo el título: ¿Quién responde por la calidad? publiqué en esta columna y, especialmente, a quienes se detuvieron en dar sus opiniones. Considero que decir la verdad es difícil porque algunos no quieren escucharla, otros le temen o se ofenden y hay hasta quienes te agreden e incluso -para poner en duda lo que afirmas- te exigen alguna estadística y así justificar que creen en la verdad.

En mi largo camino profesional; por decir lo que pienso (a contracorriente de muchos) he pasado momentos difíciles porque también he tenido jefes conocedores que comulgo con la verdad, y no me han acompañado
para no buscarse problemas entre los cuestionados que, a veces, tienen cierto nivel en las “alturas” de
sus cargos.

En ocasiones los criticados se personaron en mi centro laboral, y mucho más: “visitaron” mi casa para exponer -no siempre en el mejor diálogo- su desacuerdo. Entonces he salido a la batalla solo con la verdad y por supuesto he ganado, pero he sufrido al ver que no aceptan estar equivocados.

Cuando dieron la noticia del fallecimiento de José Miguel Millares Barrueco (Chomy) recordé que en una discusión de la cual él fue testigo, alguien dijo: “Cuando salga de aquí la van a hacer talco” y, según me contaron, Chomy respondió: “No hay por qué hacerlo” y gracias a él no me sucedió nada al terminar la discusión en la cual mi verdad triunfó.

Realmente tengo fe en quienes producen. No coincido con quienes pretenden comercializar sin
calidad. A los segundos, los invito a que recapaciten y rectifiquen. Tampoco podemos compararlos
con aquellos que producen de buena fe y por la falta de experiencia sus productos resultan deficientes.

Todos necesitamos que se preparen mejor y así ganan ellos y nosotros, porque al final también los que producen, con sus cosechas van a dar ganancias al país que somos todos.

Es así que dejaremos de cuestionarnos cuando vamos al mercado: ¿Lo compro o no lo compro?, ¿valdrá la pena invertir? ¿será bueno…? No tengo dudas, tengo esperanzas y es lo que estoy tratando de poner, cada día, sobre la mesa.

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