
Periodista ella, y su hijo un hombre; sin embargo, aún recordamos el día que sorprendió a su pequeño frente a la hornilla –todo un chef– haciendo una tortilla. Fue entonces que descubrió que yo, su amiga y persona de
confianza, había enseñado a su pequeñín a elaborar “una meriendita” para no tener que esperar cuando ella llegara. Por supuesto, mientras escribo, repaso los improperios que me dijo.
Él fue un niño deseado; pero el matrimonio dejó de funcionar. El padre olvidó deberes y obligaciones con el pequeño. Ahí comenzó una historia que ella pudo cambiar, pero no lo hizo. Pasábamos frente al bufete de 23 y J en el Vedado. Le pedí entrar y consultar un abogado. Mi amiga rechazó la propuesta con una frase que recuerdo: “No, su papá es una persona con un trabajo importante y puede tener problemas”. Por supuesto, un tanto cansada de aquella salida, espetaba: “Si me repites que no atiende al niño, soy yo quien va a resolver esa dificultad con la justicia”.
Por suerte el nuevo Código de las Familias reconoce que una persona está legalmente obligada a mantener económicamente a sus hijos biológicos y que los padres deben pagar un monto razonable o necesario para la manutención de sus hijos menores; sin tener en cuenta la mala conducta matrimonial. Exige, además, el más eficaz cumplimiento por los padres de sus obligaciones con respecto a la protección, formación moral y educación de los hijos para que se desarrollen plenamente en todos los aspectos y como dignos ciudadanos de la sociedad.
Un niño o niña necesita de una economía, pero el cariño, comprensión y el amor, no se envían en un cheque.
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Ana Maura, bueno su artículo, y mejor la frase: Un niño o niña necesita de una economía, pero el cariño, comprensión y el amor, no se envían en un cheque. Lo viví con mi hija y su padre, ella hoy dice que es injusto que el Código ampare a su padre por haberle pasado 70 pesos mensuales, porque fuera de eso no tuvo un centavo más y sus visitas fueron cortas, y no se preocupó de otras necesidades afectivas o económicas, incluso, que ella tuvo en su infancia y adolescencia. De hecho, vino a conocer a su primer nieto cuando casi cumplía cinco meses (y ella es su única hija)... etcétera. Ella considera que él no se ha ganado un futuro amparo de su parte, y que conste que yo nunca toqué estos temas en su presencia, ella los vio por sí misma, y siempre se disgusta conmigo si yo le digo que al final el es su padre... cada caso y cada historia es un mundo aparte...