
No voy a confesar mi edad. Solo que estoy en la estadística que informa que el “21,3 % de los cubanos tiene 60 años o más” y soy, además, mujer.
Durante mi vida de reportera, decidí que una vez jubilada buscaría trabajo en lugares alejados del confort con el que siempre trabajé.
Quería sentir en mi propia piel la falta de aire acondicionado, de iluminación, de silencio, de instrumentos de trabajo adecuados, de una buena merienda, que estaban ausentes en muchos sitios. Un día monté la ruta PC que recorre por la autopista este oeste áreas agrícolas que bordean la ciudad y visité varias cooperativas. Algunos me miraban de pies a cabeza y decían, “no necesitamos secretarias”. Y yo respondía, ¿ni a alguien para recoger flores, desyerbar, sembrar posturas?
En una ocasión coincidí con un hombre mayor que yo y la presidenta de la cooperativa le dijo que sí y al yo alegar que por qué a mí no, si era más joven, la contesta fue prefiero a los hombres. Me comuniqué con las fábricas de galletas, de sombrillas, de manteles, a un periódico que anunciaba una plaza para responder cartas. En todos los centros necesitaban a personas jóvenes.
De los que sí estoy segura que dentro de ese conglomerado del 21,3 % de adultos mayores la generalidad son profesionales que pueden trabajar, incluso en sus propias cuadras. Un deportista retirado puede hace resurgir los maravillosos planes de la calle, un médico enseñar los primeros auxilios, una maestra ayudar con las insoportables faltas de ortografías. Hay patios, espacios con sombras que piden a gritos ser utilizados.
El dinero ayuda, pero no es todo. Una tarde acostada mirando para el techo hice un recuento de mi vida laboral y descubrí que solo me faltaba escribir para prensa escrita, llamé a Tribuna de La Habana cuya respuesta fue “envía a esta dirección electrónica tus trabajos”.
Llevo tres años colaborando, soy la periodista de más edad, ninguno de los colegas me ha negado un espacio en su semanario.
Ver además:
Desgraciadamente es así, a las mujeres mayores de 50 ya no las quieren en ningún trabajo por muy profesionales qué sean, muy bueno que siga siendo útil, me gustan sus artículos
Creo que después de los 60 o65 años en Cuba queda mucho por hacer y sentirse útil somos muchos y los q.viienen atrás son pocos. Muchas bocas a llenar. Tengo 85 y muevo el esqueleto todos los dias.sigue asi
Así mismo. Yo soy de las que estoy dispuesta a brindar mis conocimientos. Ofrecí mi currículum a un Centro de Investigación recién inaugurado y parece que mi edad no clasificó. Me empeñó entonces en enfocarse en mi familia y amistades. Gracias.