
Ser una persona con alguna discapacidad, ya sea físico-motora, auditiva o visual, no la hace vulnerable. Como es lógico, hay quienes sí tienen determinadas patologías, pero la discapacidad, en sí misma, no es sinónimo de vulnerabilidad.
Remarco la idea, igual que lo hicieron numerosas voces de la Asociación Cubana de Limitados Físico-Motores
(ACLIFIM) durante las asambleas de balance desarrolladas entre octubre y noviembre en los consejos populares de La Habana y el resto del país.
Antesala de las citas por municipios, provincias y nación, los intercambios en las comunidades figuran como uno de los momentos del año más importantes para exponer las inquietudes – también aciertos– que afectan su dinámica diaria.
Igual es la oportunidad de que autoridades de los territorios se actualicen de primera mano sobre cuestiones que atañen a ese grupo poblacional y que requieren de una intervención pronta para su mejor desenvolvimiento.
Es precisamente esto lo que reclamó la membrecía en los intercambios de barrios que pusieron de relieve no pocos criterios negativos sobre el tratamiento en tiendas donde se comercializan productos de primera necesidad, algo que no ha estado exento de las interpretaciones de quienes tienen la función –por demás cuestionada– de velar por el orden y la disciplina.
No distan mucho del resto de la capital y del país realidades negativas a las que se enfrentan a diario los de la ACLIFIM en Playa desde que llegó la pandemia. Sus directivos reconocen cómo las autoridades del Gobierno están al tanto de las problemáticas que afectan a quienes residen en sus ocho consejos populares, pero si bien se han adoptado medidas para viabilizar la presencia de los limitados físico-motores en las tiendas, no faltan criterios contrapuestos al momento de hacer valer las indicaciones.
Otro tanto toca a los choferes de ómnibus, que al llegar a las paradas no respetan la distancia necesaria entre el borde de la acera y el del transporte, para que no solo las personas con discapacidad logren acceder y bajar con facilidad.
Acaba de finalizar la X Semana de Equiparación de Oportunidades –del 27 de noviembre al 3 de diciembre–,
otro momento para enaltecer la entrega de ese grupo humano en la vida social y económica de la nación, pero, sobre todo, procurar miradas inclusivas y que se eliminen barreras de todo tipo, en aras de consolidar la accesibilidad en igualdad de condiciones con el resto de la sociedad.
Todo está escrito e indicado, sin embargo, lo cierto es que, excepciones aparte, del dicho al hecho hay un gran trecho en asuntos que, de marchar sin contratiempos, harían la vida más llevadera a quienes todos los días luchan por vencer sus propias limitaciones y esperan de la sociedad comprensión, ayuda y prácticas movidas por la sensibilidad.
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