La labor de árbitros, jueces y voluntarios es imprescindible en cualquier evento competitivo. Foto: Tomada de ACN

No pocas veces escuchamos decir que nadie es imprescindible, que siempre hay alguien para ocupar el lugar de quien, por una u otra causa, deja el puesto pues, en definitiva, como dice Julio Iglesias, “la vida sigue igual”.

No pocas veces esa afirmación se utiliza para justificar la ausencia al trabajo o a un evento, para restar importancia a la labor de otros... pero, ¿acaso eso quiere decir que los imprescindibles no existen? ¿Qué sería del deporte sin los médicos, fisioterapeutas, entrenadores, sin todo el personal de apoyo? ¿Cómo pudiera desarrollarse una competencia, a cualquier nivel, sin ellos, o sin la presencia del personal encargado de impartir justicia?

Muchas veces se olvida que los logros de un deportista de alto rendimiento dependen de esas personas que desde el anonimato los forman, de quienes velan por su salud o imparten justicia en una competencia. Son los jueces y árbitros, casi siempre, los menos recordados, los más criticados y, al mismo tiempo, quienes llevan sobre sus hombros gran parte de responsabilidad de la calidad del evento deportivo.

Toca al personal arbitral aplicar, de forma imparcial, lo reglamentado. Hacerlo no siempre es tarea fácil, mucho menos cuando la decisión perjudica al local, provocando en ocasiones la incomprensión y rechifla de la fanaticada. Pero no cumplir con lo establecido, hacerse el de la “vista gorda” o, peor aún, favorecer de forma deliberada a un deportista en detrimento del otro, no solo demerita la labor del personal, sino que desluce el evento.

Con el fin de reconocer el trabajo de los imparciales cubanos, desde el 2001, cada 4 de diciembre se celebra en Cuba el Día del Árbitro Deportivo, como homenaje al ya desaparecido Amado Maestri, uno de los imprescindibles del arbitraje en la Mayor de las Antillas.

De interminable pudiéramos calificar la lista de imparciales cubanos cuya labor en cualquier evento, desde el nivel de base hasta campeonatos internacionales, han contribuido a poner en alto el nombre del deporte; labor que ha hecho que en este 2021, cuando producto de la COVID-19 apenas se han desarrollado competencias en el mundo, un grupo de árbitros y jueces de nuestra Isla prestaran servicios en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio, y que otros fuesen seleccionados para trabajar en los I Juegos Panamericanos Junior. A esos hombres y mujeres llegue el reconocimiento por el trabajo que realizan.

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