
Una de las mayores preocupaciones que tenemos los padres en medio de esta pandemia -además del contagio- es el impacto psicológico que esto pueda traer a nuestros hijos, al ser ellos uno de los grupos más vulnerables en el confinamiento.
La suspensión de las actividades escolares, la limitación de movimiento y actividades propias de la edad, y el cierre de locales culturales y áreas deportivas ha provocado que niños y adolescentes cambien sus hábitos de vida, convirtiéndose esto en una fuente generadora de estrés que, dependiendo de las características individuales de cada uno, los está afectando en alguna medida.
El miedo a la infección, el aburrimiento, la incertidumbre, la tristeza por la muerte de seres queridos, entre otros tantos factores pueden provocar en ellos depresión, tristeza, ansiedad, hiperactividad, frustración e irritabilidad, así como trastornos en su conducta, en el sueño y hasta en sus hábitos alimenticios.
Si a esto le sumamos el empeoramiento de la economía, el aumento de las tensiones familiares dentro de los hogares y el incremento de la dependencia a los teléfonos móviles, computadoras o dispositivos tecnológicos, el problema aumenta.
¿Qué hacemos entonces ante este problema? ¿De qué manera podemos ayudar a cuidar la salud mental de niños y adolescentes? ¿Cómo pueden los adultos enfrentar esta situación que puede dejar secuelas una vez que la sociedad rescate la normalidad?
Sin dudas esto es un tema para especialistas y bien merece ser centro de campañas, spots televisivos o de dramatizados que lo aborden, porque es un problema muy serio y silencioso que nos dejará huellas irreversibles si no lo manejamos con efectividad.
De momento usemos nuestro ingenio, aprovechemos las ventajas que ofrece la misma tecnología para su aprendizaje y educación, conversemos mucho con ellos, compartamos emociones e ideas, no les mostremos miedo como medida para combatir el virus, tracémonos estrategias deportivas y de juegos dentro del hogar, y sobre todo, busquemos ayuda profesional que nos guíe y nos salve.
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