Foto: Roberto Suárez

La población cubana tiene un alto nivel de conciencia y comprende el extraordinario esfuerzo que vienen realizando las autoridades en los diferentes niveles de dirección del país en conjunto con los trabajadores en cada estructura política y socio-económica de la sociedad, con el propósito de vencer los grandes desafíos impuestos por el contexto actual de recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos, y la pandemia de COVID-19.

Sin embargo, hay que seguir buscando alternativas e iniciativas que contribuyan a minimizar los sinsabores cotidianos que por múltiples razones, (las mayores causadas por el cruel asedio imperial), la población tiene que enfrentar, y en la que tiene prioridad el cumplimiento de las medidas de bioseguridad indicadas como protección, ante el letal virus que a todos acecha.

Pero están las extendidas colas, esas que muchas veces superan las cuatro horas para adquirir productos básicos en las unidades de comercio minorista, TRD y Cimex, fundamentalmente, y los aspectos organizativos no siempre son óptimos ante la avalancha de público que acude a estos puntos de ventas.

También deben seguir revisándose servicios que no solo tienen deficiencias por problemas objetivos, dígase carencias de piezas, repuestos, u otros insumos, a veces resultan ineficaces por una mala atención a los clientes.

Hay puntos de venta agrícolas y también carretilleros que circulan por la ciudad e imponen sistemáticamente variación en los precios de productos, (siempre para arriba) creando malestar por las oscilaciones frecuentes que suscitan, y no siempre se corresponden con la calidad de las mercancías. Ese es un tema pendiente de resolver y que precisa de medidas de control decisivas.

Están también algunas de las prestaciones requeridas de efectuar por vía telefónica a través de servicios habituales de ETECSA los cuales, en ocasiones, se convierten en tormento para quienes lo precisan, al ser muy difícil comunicar con números establecidos para ofrecer información, reparaciones, o reclamaciones, como son el 113, 114, y 118, respectivamente, por solo mencionar algunos.

La inmediatez de respuesta que correspondería alcanzar ante cualquier incidencia generalmente solo se logra con la grabación de la contestadora automática impuesta; “Por favor, espere unos minutos...”, ello se repite una y otra vez, y eso se ha convertido en algo muy frecuente, quizás más de lo normal para los interesados.

Igualmente hay usuarios que tienen preocupación con las llamadas en busca de información ante interrupciones eléctricas, servicio el cual tiempo atrás era muy dinámico para conocer los motivos o poder avisar sobre determinadas dificultades. Hoy tampoco se logra la misma interacción operativa acostumbrada y que antes existía, hay que conformarse un buen rato con el enunciado automatizado; “Por favor...hay congestión en las líneas”, etc.

A ello se suma la morosidad que aún persiste en solucionar determinadas anomalías en servicios de telefonía fija, los cuales no siempre logran la garantía deseada por los usuarios.

Recientemente conocimos en la barriada del Cerro y en interacción con vecinos de esa localidad que hubo serias afectaciones al servicio telefónico a causa de lluvias, hace más de 15 días, algunas de las cuales se suscitaron en los alrededores de áreas de Ayestarán, y muchas de estas fueron subsanadas entre dos y seis días aproximadamente, reconociéndose el intenso bregar de los especialistas.

No obstante, prevalecieron entonces incidencias que preocuparon a usuarios que continuaron con su comunicación interrumpida o presentando intermitencia en el servicio, a pesar de haber efectuado la reclamación en diferentes momentos y recibir como respuesta, cuando comunicaron; “son problemas de cable”, lo cual nadie duda puedan presentarse, pero que debe ofrecerse como parte de la atención una expectativa de solución al cliente, luego de una avería prolongada.

Situaciones similares seguramente aparecen registradas por el 114 u otra vía, según sea el caso. Y generalmente ante estas afectaciones aparece la modalidad: “Servicio interrumpido, temporalmente”, expresión que a la mayoría de los clientes sorprende cuando la interrupción obedece a factores externos, y extendidos.

Estamos en un momento en que el teletrabajo o trabajo a distancia está ampliado en la población y la comunicación es imprescindible para sustentar muchas actividades. De ahí la importancia de solventar estas problemáticas en el menor tiempo posible y evitar dilatadas respuestas que a veces reflejan incongruencias o carencia de adecuada información.

Estas cuestiones que se convierten en imprecisiones fomentan desconfianza, y no estamos refiriéndonos solo a la actividad de la telefonía que también tiene afectaciones, sino al comportamiento de disímiles servicios antes mencionados.

Estamos conscientes de cómo muchos profesionales y técnicos no cejan en el empeño de trabajar periódicamente por mejorar sus actividades, lo ilustrado sobre la telefonía es solo un ejemplo de temas sensibles que pueden limitar la viabilidad del trabajo a distancia, en un contexto de pandemia que agudiza cualquier problemática.

Los factores de control y supervisión en todas las estructuras existentes en la sociedad factibles de perfeccionar deben revisar, sistemáticamente, cualquier reclamación o queja presentada por la población, y accionar con la mayor inmediatez. Ello evita malestares innecesarios en el complejo escenario.

Cualquier servicio incompleto o insatisfecho genera aflicciones, y en un momento tan sensible como el que atraviesa el país con los dos graves flagelos; el bloqueo y la COVID-19, se impone como nunca antes mejorar la atención a los clientes ante cualquier afectación.

Hay que seguir impregnándole a toda misión la pasión y profesionalidad requerida, más aún cuando esta depende de interactuar con el público. De lo contrario, los que no estén aptos para esas funciones no pueden ejercerla porque perjudican la imagen de la empresa que representan, sea cual fuese esta.

Resulta importante que entidades que vienen haciendo una labor encomiable y la inmensa mayoría de sus trabajadores participan en ese empeño con amplio sentido de pertenencia y abnegación, no vayan a empañar sus significativos logros por negligencia o apatía de quienes no se suman al fenomenal esfuerzo que despliegan sus compatriotas.

La población agradece y enaltece a todos aquellos linieros, eléctricos y telefónicos que no escatiman tiempo ni esfuerzo para resarcir averías ante inclemencias climáticas, desastres naturales, u otros tipos de situaciones especiales que acontecen en el territorio. Reconoce también la labor de médicos, paramédicos, trabajadores de la Salud, hombres y mujeres que se destacan movilizados hacia las primeras líneas de aseguramiento y combate a la pandemia los cuales están prestos a resolver cualquier problemática, generalmente en condiciones muy arduas.

Ese es el espíritu que debe seguir prevaleciendo, la unidad y laboriosidad en torno a mejorar todos y cada uno de los servicios que demandan los cubanos lo cual coadyuvará también a impulsar la actualización del modelo económico y socialista que se construye. Sí Se Puede, Ponle Corazón, la batalla es de todos.

Ver además:

El orden de las cosas

Afectos y añoranzas