Foto: Oilda Mon


Más de la mitad de la población mundial está conectada a Internet en la actualidad. El desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación ha permitido un aumento gradual de los usuarios en todo el planeta y en Cuba no ha sido diferente.

Los beneficios de estar conectados con el mundo y de tener libre acceso a la información son muchos. Es una gran oportunidad para mejorar la educación, derribar fronteras e interactuar con amigos y familiares que residen en otros países, expresarnos libremente, entretenernos, y mejorar el comercio, al crear vínculos entre las empresas y sus clientes, entre otros.

Sin embargo, los peligros y los riegos que expone la llamada “red de redes” son diversos y tenemos que identificarlos si queremos sacar provecho de su utilización sin ver afectado nuestro comportamiento y nuestra vida misma.

El fraude, la usurpación de identidades, la invasión a la privacidad, la vulnerabilidad infantil ante contenido violento y sexual, la dependencia y la adición, y las informaciones falsas (fake news) o de dudosa calidad; son elementos que vendrán siempre en este “paquete” ya imprescindible en nuestro accionar diario que nos hace caminar por un campo de minas y que tenemos que aprender a eludir para que no nos afecten.

Son precisamente la proliferación de estas “fake news” la que hacen de internet un mundo muy peligroso porque tienden a volverse virales en corto tiempo e influyen con su impacto negativo en grandes comunidades de personas.

La tendencia a difundir noticias falsas, según estudios, tiene que ver con el mismo comportamiento humano, al sentirnos atraídos por eventos y hechos sorprendentes y novedosos, lo que provoca una excitación en el cerebro que nos invita a compartirlas sin verificar la veracidad de la información.

Estas noticias, que van desde el contenido engañoso y manipulado hasta el total invento, enmascaradas a veces detrás de una sátira o un titular que no refleja la esencia de la nota periodística; son diseñadas para engañar, manipular decisiones personales, desprestigiar a una persona específica o una institución, obtener ganancias económicas, o con fines políticos.

Todo esto es una gran amenaza y un desafío para los cibernautas. El antídoto es considerar el sitio donde se publica la noticia, no detenerse a leer solo los titulares, verificar los autores y la fecha de publicación y evaluar las fuentes que apoyan el texto.

De nosotros depende sacarle a Internet el mejor beneficio y no pisar en falso en este territorio tan mágico como peligroso.

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