Foto: Joyme Cuan

Aborrezco a esos hombres que repiten hasta el cansancio que las mujeres nacieron de una de sus costillas. Los que piensan que ellas por su naturaleza curiosa fueron expulsadas del paraíso terrenal, los que les aseguran que fueron tentadas por el diablo en forma de serpiente a comer el fruto prohibido y por su culpa Dios nos castigó a todos con el dolor, la muerte, la vergüenza y el trabajo.

No puedo soportarlos. A esos que las obligan a sentarse en la cueva de sus suspiros acumulando grasa en sus caderas, mientras ellos salen a buscar sustento a la selva de asfalto. 

A los que agreden y luego explican a sus víctimas que deben callar por naturaleza, a los que han convertido el amor en cantos de clemencia y a los que intimidan para que ellas se crucen de brazos y se inmolen en batallas pírricas.

No puedo soportar al macho-varón-masculino que se harta en cualquier rincón del planeta cuando las arrastra sobre piedras y les habla del sexo fuerte y de falsas leyes evolutivas, al que discrimina y al que impone por la fuerza, al que se escuda detrás de idiosincrasias, en la historia, y en culturas ancestrales, para hacer de la mujer una actriz de reparto en la película de la vida.

La historia real es que salieron de sus vientres, que sin ellas todos seríamos polvo en el viento, gota de agua, excremento, o un simple sonido de la naturaleza. Las mujeres no solo dan luz y aseguran la perpetuidad de nuestra raza humana, son equilibrio, inspiración, un foco eterno de pasiones motivadoras y una parte irremplazable del motor que mueve las sociedades.

Foto: Alejandro Basulto

En pleno siglo XXI aún existen restricciones legales para que más de 2 700 000 de mujeres en el planeta puedan acceder a las mismas opciones laborales de los hombres, apenas un 20 % tienen cargos en los gobiernos, ganan entre un 10 % y un 30 % menos por realizar las mismas tareas que ellos y una de cada tres sigue sufriendo la violencia de género alrededor del mundo.

En Cuba se han logrado muchos avances para sacudir el polvo del machismo, las féminas han reforzado sus capacidades bajo leyes que las amparan y tomaron protagonismos nunca antes vistos en la historia de esta tierra, pero no es suficiente.

Tomemos como pretexto el próximo Día Internacional de la Mujer para reflexionar y seguir sembrando las semillas de la sensatez, el amor pleno y la justicia que ellas merecen, porque la igualdad es el alma de la libertad.

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