Hace apenas unos días una colega publicaba en su estado de WhatsApp: “¿Se acuerdan cuando 90 casos eran un escándalo?” Y sobre eso hablaban mis vecinos el pasado domingo. Recordaban la alarma generalizada cuando el doctor Durán anunciaba 40, 60 y hasta 90 positivos a la COVID-19. Y pareciera que las anécdotas son de hace cinco años, cuando en realidad solo han transcurrido 11 meses desde el caso uno.
Cuantitativamente la diferencia es notable, preocupante, alarmante y, sin embargo, en La Habana, provincia con peores estadísticas en cuanto a casos positivos diarios, tal parece que no sucede nada.
En las calles se aprecian aglomeraciones en cada esquina. Muchas de ellas innecesarias, porque más allá de responder a la necesidad de adquirir un producto, responde a la curiosidad nata del cubano. A veces se programan reuniones que, en tiempo de rebrote, no solucionan cuentas pendientes, sino que exponen al contagio. No es descabellado entonces pensar y cuestionarse en qué dirección van los mensajes, porque la actitud irresponsable de muchos contradice, de un extremo al otro, lo dicho hasta el momento: cuidarse, protegerse, cumplir con el distanciamiento físico y las medidas higiénico-sanitarias.
“(…) 90 casos eran un escándalo”, vuelvo a recordar y pienso que los números no deben leerse solo por los positivos diarios, sino también por los que no pueden entrar en las estadísticas de recuperados y altas, y esos también van en aumento.
No hay culpables ni justificaciones más allá de lo real. Los más de mil casos positivos en semanas anteriores no son a causa de la reapertura de fronteras o la Tarea Ordenamiento (según broma popular), es de quienes aún creen que la COVID-19 es un juego del que todos saldremos ilesos.
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No todo el mundo, como se dice en buen cubano, está halando parejo, en la base se adoptan decisiones que distan de lo indicado en las reuniones de los consejos de defensa y pongo un ejemplo, se acercó a los municipio las solicitudes de los antecedentes penales, ahora en el palacio de los matrimonios de Guanabacoa, solo atienden 10 solicitudes al día, quiere decir que si vives lejos o tienes que coger guagua no vas a poder realizar tu solicitud o de lo contrario tienes que morir en manos de aquel que hace la cola y vende el turno, o tratar de ir varias veces con la consiguiente exposición al contagio, a nadie se le puede ocurrir que la solicitud se realice de manera online y solo habría que acudir a recoger el documento
Ayer Taladrid hablaba de los Terraplanistas, y en la calle todos comentan lo absurdo que es creer a estas alturas que la Tierra es plana. Pues no van muy lejos los que creyeron que solo incidiendo en la percepción de riesgo y apelando a recursos psicológicos y personológicos ausentes en gran parte de la población, se iba a mitigar el rebrote, el cual sí derivó de la tremendísima irresponsabilidad institucional de no exigir PCR a los viajeros desde la misma apertura de las fronteras, y la falta de control diario de las autoridades en las calles. En serio... ¿qué pensaron que iba a suceder? Es hora de dejar el terraplanismo político y ponernos el traje de revolucionarios y estar a la altura del proyecto social que decimos que queremos.
Es cierto lo q se dice de la Habana. Pero también he notado q ya el apoyo de la PNR en las colas es menos. Pues hace unos meses atrás ponían multas y se cuidaba el distanciamiento y las indisciplinas. Cierto, somos adultos y muchos se rien de la COVID pensando q no les tocará nunca. Las personas tenemos q cuidarnos pero no está de más ese apoyo en las aglomeraciones Incluso cuando hubo toque de queda patrullaban en la noche. Hoy son las 10.30 y por mi barrio aún hay personas descuidadas en las calles. Niños jugando el día entero y no pasa nada
Muy sensata y certera esta publicación. La apertura de frontera no es la causante de estos males...
Pues con menos de 90 casos se cerró La Habana, se quitó el transporte, los centros de trabajo que no eran imprescindibles cerraron y el resto aplicó el trabajo a distancia o teletrabajo con todos los trabajadores que no eran necesarios a tiempo completo en las oficinas, las tiendas vendían a los residentes del municipio y se enviaron combos de productos a lugares donde la red de tiendas era escasa o nula. Ahora cada día suben los contagios pero la capital es un hervidero de personas en las colas, las guaguas, los centros de trabajo. Por una parte en la TV nos piden "Quédate en casa", pero cómo? si tienes que trabajar y no importa las condiciones que el horario laboral es sagrado y tienes que cumplirlo, para comprar cualquier producto (alimento o aseo) las colas son de horas y tumultos de personas a dos cuadras de las tiendas pues por razones inexplicables en las puertas de ellas y en la propia cuadra no puede verse cola. Entonces pues 800, 900 o 1000 casos al día es una pequeña muestra aún de hasta donde podremos llegar próximamente. En los centros de trabajo no se ofrece la información sobre los sospechosos o positivos, te enteras por los comentarios de pasillo o cuando ves las oficias cerradas y preguntas. En muchos casos donde se prestan servicios a la población exigen que no se cierre el lugar a pesar de haber dado positivos varios trabajadores. En fin, solo nos queda agradecer por estar vivos y tratar de cuidarnos todo lo que podamos pues nadie lo va a hacer por nosotros.