Ariel Menció Vila, residente en la capital, escribe a la sección para relatar las irregularidades detectadas en centros recreativos e infantiles y comentar su inconformidad al respecto.
“En las recién finalizadas vacaciones, tuve la oportunidad de visitar los parques, entre ellos el parque Lenin y el de La Maestranza, el acuario y los dos zoológicos de La Habana. En estos recorridos me percaté de las actividades ilícitas que se suceden en estos lugares, concebidos para el disfrute de los niños.
“Existen personas que con un único fin: lucrar sin importar las consecuencias. Venden duplicando y triplicando los precios, ofertan mercancías tentadoras para los niños, muchas de ellas son adquiridas en la red minoristas de tiendas y acaparadas por este tipo de personas.
“Me pregunto hasta cuándo hay que permitir que los revendedores usen estos lugares (…) para sus fines. Lo mismo venden desde animales vivos, confituras hasta juguetes. Lo que he visto como los paseos en familia se convierten en niños llorando y revendedores con sus bolsillos llenos. Cada vez que voy a este tipo de instalaciones me siento estafado, robado, impotente.
Las autoridades de estos parques lo permiten (…). En el Zoológico de 26 hay más revendedores que animales. (…) Estuve en el Zoológico Nacional, en la entrada es agobiante la cantidad de revendedores de juguetes, confituras, animales vivos. (…) Al parque de La Maestranza fui, para mi sorpresa no había ningún revendedor (…) y es que, según una trabajadora de ahí, habían inspectores poniendo multa.
“(…) El Estado cubano ha hecho un esfuerzo muy grande para que los niños cubanos disfruten de sus vacaciones en instalaciones excelentes y seguras. No es justo que sean usadas por estas personas para estos fines”.