Foto: Tomada de Cubadebate

La cantidad de casos positivos en la ciudad alarma a muchos, preocupa a otros tantos y, por desgracia, parece serle indiferente a un elevado número de personas. Estremece ver cada día la cantidad de nuevos casos positivos que el país reporta, y más aún, el incremento en la cantidad de casos graves.

De nada vale que el Gobierno y el personal de Salud Pública se desgasten en una labor sin cuartel contra la COVID-19 si a última hora, hay quienes violan todo lo establecido, contrayendo así la enfermedad y lo que es peor, diseminándola.

En los últimos días he visto a personas tomando ron a "pico" de una misma botella en medio de la vía pública, otros caminado por las aceras como si tal cosa, con el nasobuco como babero mientras van "disfrutando" de una cerveza en un camino incierto que bien pudiera terminar en una sala de terapia intensiva, o peor aún.

Y ni qué decir de las colas para comprar el pan u otro producto de primera necesidad donde en numerosas oportunidades el distanciamiento no existe, o solo se puede apreciar en el inicio de la fila.

Soy de quienes piensa que educar siempre es mejor que castigar, que las personas merecen una segunda oportunidad, pero todo tiene un límite. Bastante se ha alertado ya a las personas sobre la peligrosidad de esta enfermedad que ha puesto al país en tensión. Entonces, creo ha llegado el momento de apretar clavijas con quienes hacen caso omiso a lo estipulado para este tiempo de pandemia.

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