
“Estamos vivos” es la expresión más escuchada por la personas que han sobrevivido en el oriente de Cuba al paso del destructor huracán Melissa.Y la interpreto más allá de tener el corazón latiendo como prueba de vida. La veo como la fuerza que reciben de quienes desde la primera información organizaron todo para enfrentar lo peor, pero con la certeza de que lo humano es prioritario en Cuba, porque lo material tiene a corto o largo plazo una solución, pero la vida es única.
En esa frase de estamos vivos estuvo la responsabilidad del estado, la Defensa Civil, de las FAR, el MININT, que integrados por el pueblo -desde sus fundamentos- tienen en el eje de sus funciones cuidar a su pueblo de donde provienen. “Estamos vivos” es la frase que recorre a Cuba como un himno de esperanza que surge de quienes sufrieron los embates de Melissa; pero están abrazados por la solidaridad de los vecinos cercanos, de los que rogaron a sus santos; de quienes desde el interior de un vehículo anfibio o desde los helicópteros con esos héroes venciendo el cansancio y el sueño, desde el aire lanzaron una cuerda para recoger en techos o pequeñas alturas a personas atrapadas por aguas.
“Estamos vivos” resuena en mis oídos y se me aprieta el pecho, pienso en el ausente que desde su experiencia personal cruzando un río decidió, pienso yo, hacer las presas. De no existir eso que llamó voluntad hidráulica, Melissa se hubiera llevado el galardón de vencedora. Gracias Fidel, tu pueblo dice estamos vivos
¿Y a quién le hago un reconocimiento? ¿Al gobierno, a las FAR?, ¿al MININT? ¿a la Defensa Civil? ¿al pueblo disciplinado?, ¿a quienes oraron?
Yo en el silencio de mi casa, que interrumpí varias veces la noche fatídica del paso de Melissa por el oriente cubano, sufriendo a muchos kilómetros de la realidad de otros, que esperaban un fatídico hecho, pensé: Si Fidel no hubiera diseñado lo que se llamó voluntad hidráulica, entonces sí Melissa se hubiera llevado el galardón de vencedora absoluta. Destruyó parte de lo material, lo recuperable con esfuerzo, apoyo y voluntad; pero las vidas quedaron intactas o mejor dicho con las rasgaduras de haber atravesado horas difíciles.
Mi reconocimiento a quien físicamente no está pero tuvo la genial idea de construir las presas; tal vez lo decidió cuando el ciclón Flora con su caudal de agua intentó arrastrar el tanque donde él cruzaba un río. Fueron y son aún horas difíciles para las FAR, el MININT, la Defensa Civil, la Cruz Roja, para los seres humanos afectados que trabajaron por el bien más preciado: la vida, para los linieros –esos héroes del sector eléctrico (de todos los días) en su accionar en silencio, un verdadero ejército de ejemplo de entrega y sacrificios; pero yo tengo mi pensamiento en Fidel.

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