Foto: Periódico Girón

El mundo se vino abajo…, cerraba la computadora y aún no sé si realmente vi el titular o fue un reflejo; lo cierto es que leí que el sistema electroenergético nacional se había caído. Acababa de colocar en el refrigerador unas libras de pollo al precio altísimo que actualmente hay en el mercado. Me quedé en silencio. No sería la primera vez, pero sí tenía la certeza que la respuesta sería más rápida.

Y si comento esta situación común a todos los cubanos que enfrentamos la misma crisis es porque me sentí apenada, egoísta cuando en el noticiero estelar de la televisión vi un reportaje de Talia González sobre la experiencia de quienes laboran en las diferentes termoeléctricas y plantas de generación de electricidad del país y señalaba como ejemplo uno de esos colectivos -con alta responsabilidad- específicamente Energás, ubicado en Boca de Jaruco, municipio de Santa Cruz del Norte, provincia de Mayabeque.

Estos hombres y mujeres son la fortaleza del sistema eléctrico nacional. Hablaron los ingenieros Kenny Brito y Jesús Barceló, jefe de turno y vicegerente respectiva mente. Relataron sobre el trabajo que hacía para producir energía a la vez que envían gas licuado a la ciudad de la Habana.

Pero…, la sangre recorrió mi cuerpo con mayor velocidad cuando atestiguaban que habían trabajado 24 horas seguidas y aún estaban ahí. Por supuesto mi pollo no se echó a perder gracias a esos colectivos de la electricidad.

Y me dije: ¡que egoísta! solo pensaste en la comida perdida y el dinero. Ellos tienen los mismos problemas a lo mejor una familia numerosa y lo dejaron todo para emprender nuevamente el camino de la luz.