
Que el consumo de drogas ha aumentado en Cuba no es un secreto, incluso con cifras muy lejanas de otros países de la región, esta realidad preocupa. A pesar de las políticas de tolerancia cero y enfrentamiento que desde el Gobierno se le llevan a cabo, duele ver como personas, en un buen número jóvenes, llevan su vida hacia un abismo.
Algunos, sobre todo jóvenes, ven en las drogas una manera de escapar, enajenarse de una realidad que no comprenden, huir de pensamientos negativos o de responsabilidades propias.
No podemos ver las drogas como un problema particular de un individuo. Sino como una situación que afecta a toda la sociedad, más en esta que pretende poner al ser humano en el centro. Por eso, a la par del enfrentamiento policial y penal que reciben en nuestro país los responsables de su tráfico, es necesario un acompañamiento social para, en primer lugar, prevenir su consumo.
Cuando se oye hablar de prevención quizás la primera idea se la de dar charlas o educar respecto al tema, y sí, eso es importante, pero no suficiente. Alejar a los amigos del “mal ambiente”, proponerle alternativas como deportes, estudios o trabajo son factores importantes. La idea es que cada uno encuentre una actividad en la que se sienta realizado y pueda ocupar su mente. También brindar apoyo a aquellos que han caído en el vicio, pues por muy difícil que parezca, se puede salir, pero necesita una mano que te dé el sostén necesario.
Evadirse de la realidad, el éxito fácil o buscar la gratificación instantánea son algunas de las actitudes ponderadas de nuestro tiempo. Lo vemos a diario en cualquier película, canción o publicación de redes sociales, donde el consumo de estupefacientes es normalizado e incluso promovido de alguna u otra manera. Y aunque esto no es la causa, sí sirve como abono en una persona con un entorno desfavorable.
Y aunque empecé diciendo que el consumo de droga había aumentado, no significa que tengamos que ser tierra fértil para este mal, todo lo contrario. A la par que las autoridades enfrenta a sus distribuidores con todo el peso de la ley, debemos apoyar a los que la consumen a salir de esa situación, y evitar que otros sigan ese camino, y seguir luchando porque la drogadicción sea un mal ajeno.
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