Foto: RSM

Aquí, donde el sol ilumina las fachadas de colores vivos y el mar susurra historias de antaño, se vive una realidad compleja y vibrante. Bajo esa belleza, laten desafíos profundos que afectan el día a día de
los cubanos.

El transporte público, por ejemplo, es un reto diario debido al bloqueo, organismos e instituciones deben buscar soluciones creativas. No es fácil esperar un ómnibus por horas bajo el sol abrasador.

Además, los salarios y los precios no se corresponden, creando una brecha que dificulta aún más la vida cotidiana. Esta es cada vez más honda y desmedida, se hacen malabares para poner un plato de comida
en la mesa, precios descomunales que no corresponden al salario del cubano de a pie, hacen de cosas
simples una tarea titánica e imposible para muchos, en especial, para los jubilados, personas que no tienen
más amparo que ese paupérrimo y mensual, el cual les crea una muy difícil subsistencia, pero no son los únicos, pues los precios se elevan por día sin piedad ni discernimiento.

Se debe concientizar la crisis terrible que nos abruma y buscar soluciones con nuevas ideas que puedan acertar en la superación de la fisura entre salarios y precios. Y terminar de una vez por todas con la corrupción, que ya es un flagelo generalizado que azota sin miramientos.

No obstante, en cada gesto, aunque muchas veces apesadumbrado, lleno de tristeza, se percibe una fuerza inquebrantable, una esperanza que se niega a desaparecer. Es en esa lucha diaria donde se encuentra
la verdadera esencia del pueblo cubano. A pesar de todo, la perseverancia prevalece. Los corazones que laten al unísono en busca de un futuro mejor, son testimonio de una nación que no se rinde. Cuba es un poema en movimiento, una historia de amor y resistencia que sigue escribiéndose día a día. Testimonios de esperanza y lucha: en la esencia del pueblo cubano.

Otras informaciones:

¡Mujeres! bastión de una sociedad que construye su propio destino