
Estaba ofendida, pero no riposté, al parecer eso le dio motivo para invitarme a bajar en su parada y continuar el diálogo.
Respondí, su conversación y la mía no son compatibles. Minutos antes comentaba que de este país había que irse y yo le pregunté qué profesión u oficio tenía para poder insertarse en el país, en el cual proyectaba su llegada y, al responder, "soy albañil", le comenté: "futuro mozo de limpieza o cuidador de ancianos".
Seguí mi ruta de cubana bien agradecida y ahí fue su límite. "Es increíble que aún existan personas que defiendan esto, merecen matarlas”.
Un señor le respondió y él dijo: "Este es el presidente de mi CDR, me invita a las reuniones pero no voy..."
¡Cuánto deseé que este ciudadano hubiera visto el programa Mesa Redonda de este 14 de febrero!
Una profesional joven, bonita, elegante, con desenvolvimiento comenzó hablar y aunque tenía dificultad para conversar como cualquier hablante corriente, su pensamiento y coherencia denotaban que había estudiado.
Detuve mis labores domésticas y quedé prendida del televisor.
Al principio, ella, estuvo cohibida; pero perdió el susto a las cámaras de TV y expuso su trayectoria: desde pequeña -y hasta convertirse en la actual profesora de niños con dificultades cognitivas-, era una mujer autista que llegó a la universidad y perseguía ayudar a niños con dificultades similares a la de ella y a los padres.
¿Quién si vio este programa quedó impasible? Estoy segura que nadie. Sentí deseos de gritar: ¡Viva mi país, pobre pero digno!.
Sólo la educación es motivo suficiente para defenderlo. Hay que trabajar, no podemos perder el camino andado. Al hombre de quien hice referencia, en un momento de la conversación, le dije:
"Respeto su forma de pensar; pero debe respetar la mía".
Reconozco que nunca alzó el tono de su voz; aunque sí recuerdo que me dijo: "Usted es inteligente". Respondí: "Tanto que nunca dejé de aprovechar las facilidades que me dio Fidel para ser una profesional. Hoy laboro en dos lugares de prestigio, pienso seguir hasta el fin por tal de ver que lo conquistado no desparezca. Y no les voy a decir su respuesta... No vale la pena.
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A mi me emocionó también ver a esa joven expresándose tan bien en la mesa redonda, nuestra Revolucion es muy grande aunque muchos que piensan sólo con la barriga no lo reconozcan
Por desgracia muchos olvidan que esta Revolución los hizo personas y les dio lo más preciado la libertad y la educación.! Por favor!