Foto: Raúl San Miguel


Esperé un mes: el tiempo que mediaba entre las entregas de alimentos normados. Cuando el dependiente despachaba los frijoles negros indagué por qué —con él solamente— daba para un potaje y cuando lo hacía la otra bodeguera alcanzaba además del potaje, para un congrí. Su respuesta, una sonrisa.

Relato la anécdota porque algunas personas comentan: “Tú no tienes problemas, eres sola”,como si tuviera una asignación mayor o se multiplicara lo asignado por la canasta básica, al repartir en una sola persona. Respondo que sí, además de cubrir sola los gastos de todo e incluyo lo que se rompe o deteriora por el tiempo, cambios de pilas de agua, bombillos, fosforeras y…, si usted leyó hasta aquí tal vez cuestione ¿y este cuento a santo de qué?

Sucede que cuando enfrentamos la incertidumbre de sendos años de la pandemia de la Covid-19; me tocaron a la puerta, informaron que era vulnerable y debían comprarme los medicamentos controlados. Nunca supe cómo dieron conmigo y ahora que sigo siendo sola nadie pregunta si me alcanza la jubilación o no.

Como si fuera poco, no tengo referencias de si en el CDR averiguaron cuántas personas están en situación igual. Creo que los que ganan mayor salario, en el sector estatal, no están tan lejos de los vulnerables, mientras observamos que aparecen, en cada esquina, una mesa improvisada con la venta de piezas de pollo, picadillo y huevos a precios un poquito más bajos que hace dos meses.

Y es, precisamente —la presencia de estos nuevos actores, sin ninguna certificación visible para realizar tal comercio o autorización sanitaria del producto— lo que provoca el comentario generalizado en la población. Con una libra de pollo, a 300 pesos como mínimo, no come un núcleo familiar y tampoco una persona sola. En mi caso una vez. Por supuesto, es necesario tener en cuenta que también hacen falta otros artículos como, por ejemplo, las ropas, el calzado; el disfrutar de un helado, una cerveza…

Muchos estudiantes de nivel medio y superior deben utilizar el transporte privado para asistir a sus escuelas.
Enfrentan costos de pasajes que, en todas las ocasiones, están condicionados por alta necesidad. Con mucho esfuerzo y sacrificios sostenidos, he podido enrumbar mi vida y trabajo. La equidad no significa igualitarismo. Sucede que los precios son diferentes, incluso, entre un barrio y otro (por no decir municipios), fluctúan en concordancia con las monedas (MLC) a la cuales no tenemos alcance y su valor dista mucho de ser sobrepasado por el CUP.

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