
“La ciudad es nuestra madre, y nosotros somos su orgullo”. (José Martí)
La Habana es la ciudad que, como una madre, nos acoge en su seno, nos da la vida y protege. Ofrece su belleza, historia, cultura, diversidad. Ella nos inspira, educa, nos hace crecer.
Pero la ciudad también sufre, llora, se cansa, se enferma, necesita de nuestro cuidado, de nuestro respeto, amor, agradecimiento. Merece nuestra atención, colaboración, participación y responsabilidad.
¿Cómo podemos cuidar a la ciudad que nos cuida, respetarla, amarla? ¿Cómo podemos agradecer a la capital que nos da tanto?
Mantener su limpieza, orden, higiene, salud, es hacer por ella. Respetarla cumpliendo sus normas, leyes, reglas, derechos, es valorarla. Debemos amarla apreciando su patrimonio, identidad, esencia, encanto y agradecer contribuyendo a su desarrollo, progreso, bienestar, felicidad.
¿Acaso no es una muestra de desamor y de ingratitud dejarla sucia, llena de basura, de desperdicios, de contaminación? ¿No es una falta de civismo y de educación tirar la basura en la calle, afuera de los contenedores, en los parques, en los monumentos? Es imprescindible retribuirle y honrarla al colaborar con su limpieza, orden, higiene, salud.
Poniendo todos de nuestra parte, sintiéndola propia, tanto las instituciones, gobierno, y el pueblo, haciendo ese esfuerzo extra, a pesar del bloqueo y las dificultades, podríamos lograr corresponder a esta tierra habanera que pisamos y que es nuestra vida. Así no tendríamos que esquivar grandes vertederos de basura, desagradables a la mirada e insalubres que pululan por muchos barrios.
Pensemos, la ciudad somos nosotros, sus hijos, sus habitantes, creadores, transformadores, defensores, protectores, guardianes, salvadores. Tomemos en primera persona el hacerla brillar en todo su esplendor.
Con certeza, lo agradecerá y andaremos una Habana que proporcione orgullo hasta en sus más recónditos rincones.
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Buen día. Parte importante de la basura que aflora en todas las calles de la Habana es material reciclable y para mí sorpresa , a pesar de que se le han dedicado programas televisivos extensos, anuncios, etc, muchos barrios no tienen un punto dónde llevar estos materiales, unos están cerrados, otros no le recogen a la población. Hay que ir hasta otro barrio para eso, tienen que ser x kg de materia prima para que lo acepten por favor, así no hay quien recicle. Eso tan importante en un país como botar la propia basura. De hecho deberían dejar que los adultos mayores pudieran ir a los puntos en cada barrio y darles aunque sea 50 ctvs por cada frasco, se sentirían útiles y por lo menos le daría para comprar el pan de la bodega. Que sencillez y que difícil de lograr no se por que....
Hay que educar a todos en el cuidado de la ciudad, sobre todo a los niños y jóvenes, hay una costumbre mala de botar cualquier desecho en cualquier lugar, vía pública, parques etc y no entendemos lo dañino que es para todos, pero también hay que crear los espacios para botarlos y poner cestos ya sean industriales o artesanales para botar los deshechos en todos los lugares pues se hace muy difícil encontrar uno.
La basura y las construcciones indeseables y faltas de estética q hacen también a lo largo de la ciudad q afean el ornato y sobre todo en vías y avenidas principales donde circulan gran cantidad autos, guaguas, etc. Ejemplo de ello el conocido Puente de 100 y Boyeros ( debajo de este puente) más la suciedad q genera todo ese espacio. Sinceramente da asco esa zona y la cantidad de ratas que genera.
Cierto lo planteado en el artículo, pero es una realidad que si los camiones colectores no pasan regularmente, se va haciendo una montaña". Resultado: estamos viviendo en una ciudad insalubre, fétida, fea, desordenada. Agrava la situación los organismos que hacen un trabajo (CUPET) abriendo una zanja para arreglar, el que debe venir a tapar no aparece hace cerca de 3 meses. Así que además del basurero, tenemos una trinchera que obstaculiza el paso a los vehículos. Esto planteado al PCC, sin respuesta. Hablo de la calle 43 e/ 70 y 72 justo en el parque Tropicana.
Es la historia de nunca acabar. Se hacen reportajes en televisión, se hacen escritos pero no hay soluciones. Vivo en la Villa Panamericana hace años y lo que un día para mí fue un lugar maravilloso tranquilo y silencioso se ha vuelto un asco. Solo con caminar por la calle del costado del comedor gigante puedes ver carretillas de vendedores de viandas que cuando llueve lavan las viandas en el medio de la calle dejando un rastro de tierra colorada, además de.toda la basura que va quedando en el lugar donde venden, y desde que amanece hasta que oscurece es imposible tener un descanso pues todo es gritería, groserías y lo peor de todo ponen bocinas con música que eres incapaz de poder escuchar la televisión en tu casa. Se respira muy mal ambiente. Además de los basureros que se desbordan cada día. Y no pasa nada. Que vengan las autoridades del gobierno, caminen, hablen con los vecinos que bastante disgustos tenemos con todo esto y cumplan con sus obligaciones para que haya tranquilidad nuevamente en estas calles.