
“La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas”
(Aristóteles).
La amistad es uno de los valores más importantes y universales que existen, ya que implica el afecto, la confianza, el apoyo y la lealtad entre dos o más personas, que se eligen libremente y se aceptan tal como son. Nos aporta una serie de beneficios para nuestra salud física, mental y emocional, como la satisfacción, autoestima, diversión, aprendizaje, entre otros.
Se puede disfrutar a cualquier edad, pero es especialmente relevante para las personas mayores, que muchas veces se sienten solas, aisladas o incomprendidas. En la tercera edad se necesita tener un círculo de amigos, donde se sientan acompañados, valorados y respetados, los escuchen y comprendan, los animen y motiven.
Estos les proporcionan una razón para vivir, ilusión por el futuro, alegría por el presente. Les tienden la mano para mantenerse activos, salir de la rutina, participar en actividades sociales, culturales o recreativas. Además, impiden que caigan en la depresión, ansiedad o estrés. En fin, son mucho más felices y no sienten soledad, algo muy importante para la salud.
Tampoco entiende de género, edad, raza, religión o cualquier otra condición. Se basa en la afinidad, la simpatía y el cariño mutuos. Por eso, es posible y deseable que exista entre hombres y mujeres, sin que ello implique nada sexual, sino una manera de enriquecerse mutuamente con las diferencias y las similitudes que cada uno aporta. Es una forma de romper los estereotipos y los prejuicios que existen sobre el otro sexo. Demuestra que se puede querer sin poseer, sin exigir, sin esperar nada.
La amistad entre hombre y mujer sí puede existir, siempre y cuando haya respeto, confianza y sinceridad entre ambos. Es una fuente de crecimiento personal. No depende del género, sino de la madurez y puntos comunes de cada quien. Se basa en compartir experiencias, intereses, valores y sentimientos.
Aún, hay muchas personas que creen que la amistad entre hombre y mujer es imposible, porque una de las partes siempre acabará sintiendo algo más por la otra. Esto puede deberse a varios factores, como los prejuicios sociales, los estereotipos de género, o las expectativas personales. Estos factores pueden influir en la forma de percibir y de interpretar una relación y pueden generar confusiones, malentendidos o frustraciones.
En conclusión, la amistad entre hombre y mujer es posible y deseable, pero requiere de discernimiento, responsabilidad y claridad para evitar confusiones.
La amistad es un valor que se debe cuidar y valorar, independientemente del género de las personas que la compartan y de su edad. Es un regalo que se debe mantener, pues somos seres sociales y nada mejor que estrechar en un fuerte a brazo a un amigo o tener un hombro que nos sostenga y en el que podamos llorar y descargar las penas o alegrías. Solo con reales amigos no estamos solos, pues tenemos a alguien con quien contar y a quien querer y este hecho, sin dudas, nos hace más felices.
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