Una colega llega al departamento de reporteros del NTV y comenta que “Fidel dijo: ¿Para qué quieres una
entrevista si luego ustedes quitan lo que quieren?, ¿Por qué me habrá dicho eso?, me pregunté. ¡Qué susto! Ella se encontró con Fidel días después que yo, autora del corte en la citada entrevista.
Y por suerte el Comandante en Jefe no llamó al director del NTV. Habíamos tenido lo que se dice un encontronazo porque él veía una cuestión agrícola tratada en un documental de una forma y yo –como parte
del equipo de realización- no compartía su punto de vista y, como al final la conversación tomó otro rumbo,
asumí su consejo personal como algo de no interés público. Pero no dije a mi colega que la autora de la edición fui yo.
Recuerdo que un día después de la citada descarga una voz dijo a mis espaldas: “¿Cómo está…? ayer yo
estuve en… Quien me hablaba era un escolta de Fidel, vecino mío. Sin más agregó que a Fidel no le gustaban las lisonjas. Sin embargo, el Comandante en Jefe me dijo: “Tú no eres una oveja, eres una gallinita (kíkiri, supongo por fajona, en alusión de la defensa que hacen esas aves a sus crías)”.
Ahora durante el XI Congreso de la UPEC, rememoro mis encuentros con ese hombre inmenso que otro día
muy bajito me había dicho: “Tú conoces de agricultura, ¿dónde aprendiste?” Me satisfacía que me preguntara por cómo veía, durante mis recorridos reporteriles, algunos cultivos; a la vez que aprovechaba para comentarle preocupaciones de agricultores. Todos sabemos que era el periodista mayor. Amigo de preguntar, opinar, seguirnos, de averiguar por nuestros problemas, necesidades.
Cada periodista tiene un Fidel; aunque nunca lo hubiera entrevistado. Pudiera seguir compartiendo algunos relatos; pero en honor a la verdad nunca he olvidado el día que montada en una guagua repleta cuando una mano tocó uno de mis hombros y la voz del desconocido me alertó: “Compañera, esa mujer que habla en voz alta se dirige a usted”. La busqué en el tumulto, le hice señas y entonces la mujer me explicó: “Anoche la escuché en casa hablando con Fidel y le comenté a mi familia: “Esa mujer cocina (en relación a mi trabajo como periodista), les está diciendo que hay que sembrar condimentos frescos”. Créanlo, cuando compro cebollinos y ajo porro siempre lo recuerdo, en favor de aquellos programas de agricultura urbana y suburbana, en todos los planes de avanzada para lograr producir alimentos para el pueblo. Fidel el periodista, Fidel un país, Fidel es Fidel.
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