El sonido del despertador suele persistir en forma diferente cuando no lo esperamos. Cada día a las seis en punto de la mañana, la voz imperativa y aun soñolienta de una desconocida me ordena: “Oye Bosquera, tráigame el pan…”.
Confieso que la primera vez, pensé que era un número equivocado, por supuesto, y no le di la menor importancia hasta el siguiente amanecer y el otro… Comprendí que debía parar aquella urgencia indeseada y le pregunté ¿A quién usted llama…, marcó usted bien el número? Pero la respuesta fue de rechazo total y volvió a la carga: “¡Tráigame el pan!”
En franco desquite adopté una variable ineludible y desperté antes que el reloj marcara las seis de la mañana. Entonces llamé, saludé y pregunté: “¿Señora, ya llegó Bosquera con el pan? Y, del otrolado de l a línea, una risa cómplice de sol me llenó la mañana: “Sí..., jaja, ya tengo el pan”. No obstante, le sugerí que revisara bien su contacto de teléfono no sea que me volviese a “dar un de pieeee” a esa hora temprana de la mañana.
Esta señora, evidentemente, es una persona mayor. No sé si se trata de un mensajero el tal Bosquera. Pero fueron cinco madrugadas seguidas en las cuales cambié la toga de abogado por la de mensajero.
Se trata de personas que sí tienen bien el número, pero bajo la soñolencia pueden equivocarse. Considero que debemos ser tolerantes cuando nos ocurren estos imprevistos capaces de llenarnos de disgustos y luego de simpáticas anécdotas.
Por mi parte ya sueño con las panaderías. Quizás, de manera promisoria, en alguna otra vida elaboré el cotizado alimento. Por supuesto, no hablaré de los precios.
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Pues mira se debía hablar de los precios ahora salió uno nuevo muy bueno pero con tamaño para una o dos personas y cuánto vale uff 60 pesos y no son particulares
Concuerdo con Grizzel, el tema de los precios del pan se debe analizar y hablar con profundidad, responsabilidad a nivel de una mesa redonda porque está afectando considerablemente al cubano de a pie que somos la gran mayoría y este es un tema de seguridad nacional, bien delicado porque si el estado no hace algo urgente al respecto, se les puede ir de control y se desataría una situación bien compleja. Eso es sin sumarle el problema crítico en algunas panaderías que comercializan en pan de la cuota.